Psicóloga, Sexóloga y mediadora familiar. Especialista en terapia de pareja, educación sexual y asesoramiento sexológico. Fundadora y directora de “Sex & Mind – Psicología y Sexología” y colaboradora en otras entidades como psicóloga y sexóloga, ya que es experta en bienestar, calidad de vida y felicidad.
“Si tan solo supieras lo mucho que me gustas, si tan solo supieras lo bien que estoy a tu lado, si tan solo supieras que pienso en ti al despertar y que por las noches me desvelo porque no estás en mi cama, si tan solo supieras que no puedo ser sincer@ porque tengo miedo de arriesgarme y caer, quizás y solo quizás, entenderías porque disfruto de ti a escondidas sin poder decirlo en alto”
¿Cuántas veces has sentido que no puedes ser tu mism@? ¿En alguna ocasión te han ahogado las ganas de decirle lo que sientes pero te echaste atrás?
¿Sientes que es mejor permanecer callad@ que aventurarte a hablar y que su reacción no sea la que esperas? ¿O quizá el miedo venga de la incertidumbre de la posibilidad de un futuro juntos?
Diariamente nos sometemos a un sinfín de decisiones, decisiones que marcan nuestro presente y que (pensamos) coartarán nuestro futuro. Nos atemoriza elegir mal y por eso preferimos un plato combinado, una caja de bombones variados o que otras personas nos quiten “el marrón” y elijan por nosotr@s, total si se equivocan “la culpa no ha sido nuestra” nosotros hicimos lo que nos dijeron.
¿Por qué nos cuesta tanto tomar las riendas de nuestra vida? ¿Por qué nos cuesta tanto ser responsables de nuestras decisiones? Sencillamente porque no queremos ser dueños de nuestros fracasos, porque nadie nos ha enseñado a gestionar las derrotas, porque es mejor “no mojarse” y sobre todo, porque aprender a controlar nuestras emociones no es tarea fácil.
Preferimos no implicarnos, no vincularnos, no elegir, no apostar por alguien que nos hace sonreír, que nos hace ser mejores o que nos completa esos huecos que anhelamos sean completados, simplemente por el temor a revivir dolores que otras personas con las que si lo hicimos nos provocaron en su momento.
No dejamos esa relación en la que llevamos tanto tiempo inmersos y de la que ya no queda nada de lo que nos unió al principio, por el “qué dirán”, por la inmersión en la familia, por rutina y costumbre, por… porque dejar esa relación por otra que nos ilusiona más, está “mal visto”, y claro ¿cómo voy a tomar una decisión en contra de lo que se espera de mí?
Lamentablemente dejamos que otros decidan sobre nuestra vida, pero quien no arriesga no gana, quien no lo ha pasado mal es que no lo ha intentado, quien no deja que su corazón le guíe y se lance a la piscina nunca podrá saber lo maravilloso que es caer al agua, incluso si una vez flotando el agua se va poco a poco por el desagüe.
Las 4 Ces: complicidad, confianza, buena comunicación y creatividad, solo pueden darse en un entorno seguro, íntimo, de mutua vulnerabilidad. Cuando aceptamos que ponemos toda la carne en el asador y que otra persona tiene el poder de conseguir tanto que riamos como que lloremos, entonces y solo entonces disfrutaremos de esa persona que tanto nos da y con la que tenemos miedo de arriesgarnos por si no sale como esperamos.
¿Qué es mejor: comer tu plato favorito o ver como otros comen y mirar mientras lo hacen? ¡Comamos y dejemos de mirar!
Tenemos que tener en cuenta, que si las cosas no salen como esperamos no es que hayamos fracasado. Hemos aprendido, hemos disfrutado, hemos vivido cada momento intensamente, pero jamás el DEJARNOS LLEVAR supone perder el tiempo, y mucho menos fracasar, porque una experiencia de vida, jamás es un fracaso si no una enseñanza.
¿Disfrutar o dejar que me disfruten? ¿Esperar o pasar a la acción? ¿Adivinar o proponer? ¿Me pone pero me impone, qué hago?
¿Qué haces?
Disfruta al máximo, y permite que puedan disfrutar de ti. El tiempo pasa y personas maravillosas están deseando que les habrás la puerta.
Pasa a la acción, porque no hay nada peor que quedarse con las ganas de hacer algo que deseas, y quedarse con la duda suele pesar más que tomar una decisión.
Propón sin miedo, atrévete a hablar y a pedir. Vivir el momento, sentir cada paso, cada sensación, cada experiencia te hará ser más segur@ y confiar más en ti mism@.
Hazlo, da el paso. Si tienes miedo hazlo con miedo, pero hazlo. Una acción nunca tiene un camino incorrecto, recuerda: a veces se gana y a veces se aprende.
Más información: Sex&Mind