Uno de los padres de la genética «proscrito» en la Universidad de Salamanca

Fernando Galán Gutiérrez es junto a Antonio de Zulueta y José Fernández el padre de los estudios de genética en nuestro país. Fue catedrático en la Universidad de Salamanca, institución que le dio la espalda por tener una ideología antifranquistas
La Universidad de Salamanca ocupa el puesto 18 en el CWTS Leinden Ranking que mide el rendimiento científico nacional.

 

[dropcap]O[/dropcap]cho siglos contemplan a nuestra Universidad y desde entonces incontables estudiantes han pasado por sus aulas, en la serie ‘Ilustres de la Usal’ queremos rescatar la vida y trayectoria profesional de algunos de estos alumnos o personas con notoriedad mundial que se han acercado hasta Salamanca para formarse o para transmitir su saber

 

Uno de los lemas de la Universidad de Salamanca esLos principios de todas las ciencias se enseñan en la Universidad de Salamanca- ‘Omnium scientiarum princeps Salmantica docet’ –. Cuna de tantos personajes ilustres, tanto en su claustro de profesores, como de los brillanes alumnos que salieron de sus aulas.

Traemos a esta serie de Ilustres de la Usal a uno de los padres de la genética en nuestro país. Nos referimos a Fernando Galán Gutiérrez, catedrático de Biología y Genética en la Universidad de Salamanca y uno de los hombres más fascinantes que ha pasado por sus aulas en el último siglo. Elogiado por el nobel Severo Ochoa y los genetistas más importantes del mundo y despreciado por el claustro de la Universidad en la época de la dictadura de Franco, donde el lema parece que se les olvidó en detrimento del peloteo político que imperaba en la España franquista. 

Su vida académica en Salamanca está marcada desde su inicio. Galán Gutiérrez tomó posesión de su cátedra en la Universidad de Salamanca en julio de 1936, unos días antes de estallar la Guerra Civil. El profesor Emiliano Jiménez, geólogo, paleontólogo y profesor jubilado de la Usal, recuerda que en una ocasión le contó: «¿Se da cuenta, Emiliano, lo que hubiese pasado si me quedo aquel fin de semana en Salamanca, con mi esposa esperándome en Madrid?»

Afortunadamente, se marchó a Madrid y allí vivió durante los años de la contienda. Su hijo, Fernando Galán Estella, profesor en la Universidad Autónoma de Madrid, cuenta que trabajaban e investigaban mientras bombardeaban la capital. Era republicano, pero no fue querido por la República, incluso estuvo en un campo de concentración del que se escapó. Pero, tampoco comulgó con la sociedad científica de la época franquista, por lo que estuvo muy exiliado dentro de su propio país.

Fernando Galán Estella, hijo de Fernando Galán Gutierrez, en la foto junto a Zulueta.

No obstante, su trabajo fue muy valorado en la comunidad científica internacional, y eso que no era amigo de publicar sus estudios. Así, el británico J.B.S. Haldane, uno de los científicos creadores de la genética de poblaciones y uno de los intelectuales más desatacados del segundo tercio del siglo XX, publicó, el 20 de febrero de 1937, un artículo en la revista Nature en el que se leía lo siguiente:

“Durante una reciente visita a Madrid para otros propósitos, pude visitar a algunos de mis colegas de allí, y quedé encantado al comprobar que el trabajo de investigación en Genética continuaba. El profesor A. de Zulueta, en los intervalos de guarecer en sótanos los más preciados objetos del museo biológico, continuaba sus trabajos sobre el polimórfico escarabajo Phytodecta variabilis. El profesor Galán, de Salamanca, estaba cruzando muy cuidadosamente el “pepino explosivo” Ecballium elaterium… Nuestra discusión de estas cuestiones se interrumpió por un raid aéreo considerablemente más severo que cualquiera de los de Londres de 1914-18… Pienso que la persistencia de Zulueta y Galán bajo condiciones que (lo menos que cabe decir) no son agradables para investigar, merece ser recordada, y augura favorablemente para el futuro de la ciencia de la Biología”.

Fernando Galán Gutiérrez, el catedrático de la Universidad de Salamanca, está considerado junto a su mentor, Antonio de Zulueta y su compañero José Fernández Nonídez, como uno de los padres de la Genética en nuestro país.

De él dijo su gran amigo y compañero de estudios desde la infancia, Severo Ochoa, premio Nobel, que lo que él -Severo Ochoa- había hecho en Estados Unidos no tenía mérito por los medios de que dispuso; el que merecía de verdad el premio por las condiciones precarias y heroicas con que trabajaba era Fernando Galán, catedrático de Biología de la Universidad de Salamanca.  De hecho, el profesor Galán fue el padrino de Severo Ochoa en la ceremonia de investidura del científico como Honoris Causa por la Universidad de Salamanca, además del profesor que lo propuso.

El acto de ceremonia de la investidura de Severo Ochoa en el paraninfo de la Usal, Fernando Galán fue el profesor que impulsó el nombramiento.

Pero, para conocer a un profesor, nada mejor que preguntarle a sus alumnos. José Coca Prados, catedrático de Ingeniería Química en la Universidad de Oviedo, dice en una entrevista en la Nueva España que Fernando Galán fue una figura quizá poco entendida en Salamanca. «Coincide el año en el que yo hago el curso selectivo, el primero, con que a Severo Ochoa le conceden el premio Nobel. Era octubre o noviembre y yo estudiaba la asignatura de Biología con Galán, un profesor orientado a la genética y había estudiado una serie de plantas, el Ecballium elaterium. A los alumnos nos cautivaba lo que él explicaba y los encerados que aquel hombre escribía eran una auténtica maravilla, que daba pena borrarlos.

Era muy vehemente hablando, pero era un gran profesor que preparaba muy bien la clase. Cuando le dan a Ochoa el premio, Fernando Galán dedicó una clase a explicarnos de forma sencilla en qué consistía la investigación del ácido ribonucleico, del desoxirribonucleico, la hélice, etcétera. Lo explicó en la pizarra, todo hecho a mano porque no había proyectores de transparencias ni nada de eso.

Al final de aquella clase hubo un gesto muy bonito por su parte. Trajo una publicación de Ochoa que había sido clave para el premio Nobel y con un proyector de opacos nos puso el texto sobre la pantalla. Y nos dijo: «Vean ustedes que en esta publicación el profesor Ochoa está con estos colaboradores (nombres latinoamericanos, con varias mujeres); vean ustedes cómo ha sido un premio Nobel con profundas raíces hispanas».

Había en aquel profesor un patriotismo grande, a pesar de lo mal que fue tratado debido a sus ideas políticas, que no estaban en consonancia con el régimen. Él era republicano, aunque no hacía ningún alarde de ello. Severo Ochoa había puesto tierra por el medio, pero Galán tenía el valor en ese sentido del que se queda instruyendo a los españolitos humildes y de a pie, como era mi caso».

A pesar de la Usal

La Universidad de Salamanca le dio la espalda de una manera ruin, cobarde e indigente durante sus años como catedrático y todo por ser fiel a sí mismo.

Fernando Galán Gutiérrez ganó su oposición con solo 25 años convirtiéndose así en el catedrático más joven de la Universidad de Salamanca. Siendo uno de los genetistas más importantes de todo el país y con una ideología antifranquista, se negó a firmar en 1948 a concederle al dictador Franco el nombramiento de Honoris Causa. Cuenta Francisco Giral en su libro, ‘Ciencia española en el exilio (1939-1989)’, que: «Desde entonces, la vida universitaria del profesor Galán fue más difícil, tomando el carácter de un autentico exilio interior, pero el catedrático de Biología nunca firmó».

El ministro Ruiz-Giménez y Francisco Franco en el Patio de Escuelas Menores de la Universidad (8 de mayo de 1954). Gombau. Foto. Usal.

Los adeptos al régimen Franquista no le perdonaron nunca esta afrenta y por ello, su nombre aparecía en la lista de personas que iban a ser fusiladas el 24 de febrero de 1981, de haber triunfado el golpe de Estado del 23-F. Precisamente, el día que Antonio Tejero entró en el Congreso de los Diputados.

Anécdotas de Galán Gutiérrez

Fernando Galán Gutiérrez tiene tras de sí muchas anécdotas. Aquí traemos algunas que nos ha cedido el profesor, geólogo y paleóntologo, Emiliano Jiménez. Tenía una huerta con sus plantas de guisantes en la vera del río. Iba a cuidarlos todos los días, incluidos los domingos. «Tenía un jardinero que le ayudaba en los trabajos agrícolas, pero siempre estaba pendiente».

Este dato se confirma en un artículo publicado en la Real Academia de la Historia y que firma J. González Julián: «Efectuó durante años las investigaciones sobre genética del sexo, realizadas principalmente en una planta silvestre mediterránea, la cucurbitácea Ecballium elateriummanejando en ocasiones hasta 7.167 ejemplares simultáneamente—, de modo personal, sin descanso ni vacaciones y con muy escasa (aunque generosa y útil) ayuda, incluso ya jubilado«.

Jiménez dice del catedrático Galán Gutiérrez que era una persona extremadamente educada y con un sentido del honor y humor muy elegante. Jiménez recuerda que en una Junta de Facultad, a la que asistió, dos catedráticos estaban subiendo más y más el tono de sus diatribas. «¡Nunca se había visto tal violencia, que nos tenía a todos sobrecogidos y sin saber qué hacer! Y entonces se levantó don Fernando Galán y dijo estas palabras textuales: 

– ¡Señores, repórtense! ¡Qué si no, tendré que llamar a los loqueros y decirles: Vengan, vengan a reducir a un par de Catedráticos!

Se hizo un silencio repentino. Y a continuación, las sonrisas y las risas. ¡Nunca, nunca había oído ni oiré palabras más acertadas para resolver un conflicto!», recuerda.

Y, como es lógico, Fernando Galán Gutiérrez tuvo durante sus años como docente cientos de alumnos. Impartió clase en sesión de tarde en la Facultad de Ciencias salmantina (ubicada entre 1933 y 1968 en el neoclásico palacio Anaya), de Biología a los futuros licenciados en Ciencias Químicas, Farmacia, y (durante sólo algunos años) a los de Medicina. Además de las de Geología (ésta como disciplina acumulada a la Biología) a los de Químicas y Farmacia.

Desde la creación de la sección de Ciencias Biológicas en la Universidad de Salamanca (a mediados de la década de 1960) atendió preferentemente a la enseñanza de Genética a los alumnos de la nueva sección, compartiendo con otras cátedras la de la Biología, mientras los profesores de la también recién creada sección de Geológicas se ocuparon de la de Geología.

Homenaje de Salamanca

En 1985, siendo alcalde Jesús Málaga, recibió la Medalla de Oro de la ciudad y en el acto de entrega dijo que después de medio siglo “dedicado exclusivamente al puro negocio del estudio, soy un auténtico proscrito. Trabajo con unos pocos de mis más adictos colaboradores, arrinconado en un vergonzante hacinamiento de libros, aparatos, utensilios y protocolos”.

Nacho Francia, en el obituario que le dedicó El País en mayo de 1999, escribió que en su compromiso político, en los últimos años del franquismo y primeros de la transición participó en la primera línea de oposición a los proyectos de instalaciones nucleares proyectadas en la provincia salmantina.

Cuando, tras su jubilación, el decano de la facultad decidió expulsarlo del espacio que ocupaba para sus investigaciones, surgió un movimiento de apoyo a su tarea científica. El Ayuntamiento le ofreció espacio para continuar sus investigaciones.

Su legado

Sus interesantes hipótesis, confirmadas mediante exhaustivo trabajo experimental y riguroso análisis, han merecido elogiosos comentarios en acreditadas revistas internacionales por prestigiosos especialistas y, lo que es inhabitual, la incorporación de las mismas en libros de texto españoles y extranjeros. Un reducido número de sus discípulos, entre los que se halla su hijo, el doctor Fernando Galán Estella, han proseguido algunas de las líneas de investigación genética iniciadas y en gran parte desarrolladas por el profesor Galán Gutiérrez.

Su conocimiento profundo de publicaciones mendelianas —traducidas del alemán por él—, su amplísima cultura humanística y científica, su espíritu de entrega al cultivo de la Ciencia, su rectitud de conducta y su valentía para defender lo que consideraba justo, fueron cualidades muy valoradas por sus compañeros y antiguos alumnos, y que él acreditó sin vacilación poniéndolas elegantemente a disposición de la Universidad de Salamanca cuando fue necesario, como en las sesiones de claustro o de juntas de Facultad, o en la prensa, o cuando fue interventor de la Universidad. A pesar de ser reacio a desempeñar cargos, fue también (aunque sólo durante breve tiempo) secretario de la Facultad de Ciencias.

Documentación:
J. González Julián, “Fernando Galán Gutiérrez”, en Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural.
Universidad de Salamanca.
‘Ciencia española en el exilio (1939-1989)’, por Francisco Giral.

2 comentarios en «Uno de los padres de la genética «proscrito» en la Universidad de Salamanca»

  1. En la Universidad de Salamanca, la que debiera ser «faro» de pensamiento libre, muchos, pero muchos son los profesores que han tenido que abandonarla por la persecución de tanta masa gris que se esconde al amparo de las burocracias y las políticas. Pero muchos, muchos…son tantos los ejemplos que no tendríamos espacio suficiente para relacionarlas. ¿hablamos?

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  2. Tío Fernando Galán. Así lo conocíamos en la familia. Casado con una hermana de mi abuelo, profesor de mis padres en la Facultad de Químicas.
    Siempre me fascinó su oposición tan abierta al régimen de Franco en una España rendida a los pies del dictador. Es fácil oponerse a Franco tras su muerte y muy dificíl mostrar desde su cátedra en la Universidad de Salamanca la animadversión a su régimen, en la España de 1948, con el dictador recibido bajo palio y apoyado por las fuerzas políticas y religiosas de nuestro país.
    Becado para estudiar en la Universidad de California, lo que hubiera engrandecido considerablemente su formación, tuvo que abandonar esta posibilidad con el estallido de la guerra civil.
    Esta maravillosa biografía que nos ofrece La Crónica de Salamanca permite conocer su actividad investigadora desde la cátedra universitaria y lo valorado que era, especialmente fuera de nuestro país.
    Un hombre de una elegancia y educación increíbles. Todavía conservo en casa la carta que me envió cuando le remití mi primer artículo de investigación sobre Arte Medieval, materia de mi especialidad, mostrándome todo su apoyo y ánimo en mi posible carrera investigadora.
    Tío Fernando Galán, una gran persona y gran investigador como se deduce de eta semblanza.

    Esperanza Aragonés Estella

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