Opinión

Carta a Antonio Casaseca Casaseca

 

Un deseo justo para este 2017.

A Don Antonio Casaseca Casaseca, profesor de Arte de la facultad de Geografía e Historia de Salamanca.

Estimado catedrático, estoy al tanto del proceso que hace tiempo se inició para la retirada del medallón del dictador Francisco Franco de la Plaza Mayor de Salamanca, proceso que debería haber finalizado con la retirada de la efigie.

La ley de Memoria Histórica (2007), primero, y la sentencia de 20 de octubre de 2016 después parecen no ser suficientes para hacer cumplir la Ley, y el Ayuntamiento de la ciudad intenta dar largas al asunto trasladando la decisión a la Comisión de Patrimonio, que termina solicitando el informe profesional de un catedrático de Arte.

Imagino que lo que a usted se le solicita es un relato o razón del valor estético del relieve del dictador o del impacto que la eliminación de la efigie puede tener en el conjunto de la plaza.

No soy experto en evaluar la calidad de una pieza como ésta pero, más allá del interés artístico, y respetando sus criterios profesionales, lo que le ruego señor Casaseca es que -ya que ha sido nombrado para dar su testimonio-  valore sobre todo el impacto moral y el valor emocional que para tantas víctimas y tantos demócratas supondría la retirada de este medallón con la efigie de un hombre que no es merecedor de la distinción que en nuestra Plaza se hace de aquellos a los que admiramos, ni es portador de cultura o de concordia, sino de odio y sinrazón.

Miguel Ángel Prieto Herrera

3 comentarios en «Carta a Antonio Casaseca Casaseca»

  1. ¿Admira usted el resto de personajes históricos que aparecen en los medallones? o se ha centrado mucho en nuestra historia reciente o su odio por el caudillo le tiene ciego.

    Falta de población, universidades en decadencia, familias sin recursos, salmantinos que tienen que emigrar por falta de trabajo, falta de escolarización o resultados académicos nefastos … Tenemos problemas reales pero todavía hay personas que escriben cartas para que quiten un pedazo de historia que, muchos años después, no son capaces de superar.

    Yo no viví esa guerra, ni siquiera la posguerra pero mi familia sí y ya han hecho todos las paces con su pasado. Le aconsejo que haga lo mismo. Invierta su tiempo y esfuerzo en hacer algo productivo por la sociedad actual en la que vive y olvídese de lo que ya no tiene sentido ya que al fin y al cabo, los que están recordando fantasmas del pasado son ustedes, no el medallón.

    Y lo digo con cariño, ya que este tema ni me va ni me viene salvo el dinero de los impuestos que se va a utilizar para arrancar historia. Que digo yo que también podrían dinamitar La Almendra, ya que imagino que también les recordará a semejante personaje.

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    • Lo lamento, no puedo con el argumento historicista. me produce una sensación que se queda entre la ira y la vergüenza ajena.
      Es inadmisible pretender justificar o proteger el recuerdo y homenaje de un genocida que no dudó en traicionar a su patria y levantarse contra la legalidad establecida, sumiendola en una guerra de tres años con las ayudas de lo peor de la Europa de entonces, imponerse a sangre y fuego contra sus propios ciudadanos PARA CONVERTIRLOS EN SÚBDITOS y vengarse fríamente de los vencidos, sus familias, sus amigos y todo aquel que pudiera apenas parecer que podía ser su enemigo ¿eso es lo que justifica la historia?
      Indignidad y vergüenza.
      Y en Salamanca todavía tenemos que ver como algunas iglesias conservan placas de mármol con los «caídos por Dios y por España», como si, en el caso de que hubiese un dios les hubiera dicho al oído que le salvasen matando a aquellos que les pareciese bien, a su propio criterio, o protegiesen a esa España, a «su» España, a una España a la que infligieron muerte y heridas aún sin cerrar. ¿Triunfadores de qué, sobre quién? ¿cuál es vuestro sucio orgullo para seguir mostrando los nombres por un honor autootorgado?

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  2. ¿Quién le hace a usted saber que la persona que escribe esta carta no se preocupa por todos esos aspectos que usted menciona?, es más, ¿qué hace usted para luchar contra ellos?, porque por lo que veo, ha invertido el mismo tiempo que Miguel Ángel en escribir sobre el tema del que le achaca que no debería ocupar su tiempo…Basta ya con la falacia de «hay otras cosas más importantes». Pues claro que las hay, y luchar contra ellas no quiere decir que no se pueda luchar contra esta también.

    Simplemente le voy a aclarar un par de cosas que creo que desconoce, para que pueda hablar con propiedad de este tema:
    – No se elimina un trozo de historia, ya que el medallón no será destruido. Sería retirado del lugar de HOMENAJE que ocupa ahora mismo para ser llevado a un museo, y exhibido y recordado bien contextualizado, y no HOMENAJEADO en un espacio publico.
    – Estamos hablando de un elemento de HOMENAJE y MEMORIA, y no de una obra de infraestructura. Eso es evidente y diferenciable para todo el mundo, creo, y espero que también para usted, y simplemente haya querido llevar un poco al esperpento la reivindicación de Miguel Ángel usando esa comparación con la presa…

    En cuanto a pasar página y azuzar viejos fantasmas…eso es lo que se intenta. Pasar la página, pero para ello se tendrá que leer primero la página de una forma adecuada. Dice que su familia ya ha hecho las paces con su pasado…Deduzco de ello que su familia no busca aún a ningún miembro de la misma al que se llevaran durante la guerra y aún no sepan donde está. Deduzco que ningún miembro de su familia sufrió represión y tortura durante los años de la Dictadura por su pensamiento político. Póngase en el lugar de los que sí lo sufrieron, y piense lo que significa observar aún monumentos que homenajean al dictador. Si aún así le cuesta entenderlo, póngase en el lugar de un judío residente en Alemania que tuviera que ver a diario una estatua en homenaje a Hitler en la vía pública y le dijeran que pasara página, que eso era historia y no pretendiera borrarla…Ïgual así lo entiende mejor.

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