Acaba de editarse un recopilatorio sobre la historia musical de la emigración española en Bélgica. Después de tres años de búsqueda de archivos, de entrevistas a artistas y vecinos y de una labor arqueológica para encontrar esas grabaciones perdidas, Miguel Menéndez (Salamanca, 1985), emigrante en Bruselas desde hace 6 años, ha conseguido recopilar unos 250 singles en vinilo a 45rpm grabados por emigrantes españoles en Bélgica. Ha seleccionado 72 canciones que ha incluido en el triple disco-libro que acaba de publicar, resumiendo 30 años de historia.
Todo empezó después de que Miguel encontrara un disco en la basura. En la contraportada venía la biografía del artista (en francés): «Juanito Martín (el intelectual del flamenco), nacido en Madrid, profesional desde los 16 años, durante 3 años participa en emisiones de flamenco para Radio Televisión Española, profesor de guitarra flamenca en Bélgica desde 1964, fundador del grupo «Los Sevillanos», conocidos en toda Europa, director de programas de flamenco en la Radio Televisión Belga, escritor y conferenciante, acaba de publicar este disco».
La sorpresa de Miguel fue llegar a casa, encender el ordenador y no encontrar ninguna referencia en Internet sobre su persona, ni sobre el disco. Así que se propuso recopilarlos antes de que acabaran en el olvido y dar a conocer a estos artistas.
Así empezó su andadura por los pocos bares españoles que quedan abiertos en Bruselas regentados por antiguos emigrantes y empezó a tirar del hilo, recopilando nombres de artistas y de orquestas. Poco a poco fue tejiendo una historia que ha sorprendido a muchos y ha traído muy buenos recuerdos a otros tantos.
Desde mediados de los 50, miles de españoles empezaron a llegar a Bélgica a buscarse la vida. Se instalaron en las zonas mineras y en Bruselas. Crearon sus barrios españoles con tiendas, comercios, restaurantes y decenas de bares donde ir a ahogar las penas y las nostalgias.
Y se llevaron las guitarras con ellos. Escuchar flamenco les hacía recordar su país, por lo que los bares empezaron a contratar a guitarristas, cantaores y bailaores flamencos para atraer clientes.
Los belgas, que siempre han sido muy abiertos culturalmente, se sintieron seducidos por este ritmo exótico y cuanto más salvaje era más les gustaba. Los emigrantes buscaban canciones animadas para divertirse y desconectar de las duras jornadas de trabajo y a los belgas les hipnotizaba ver tocar una guitarra con tanta energía y los taconeos de una bailaora.
Así que pronto la rumba fue el estilo que más atrajo a este público emigrante y local. Los restaurantes empezaron a prensar discos para promocionar sus locales, donde anunciaban a sus artistas “exclusivos”.
Hubo una época que en la Rue Haute de Bruselas había más flamenco que en cualquier calle de Sevilla. En esta calle había una decena de restaurantes españoles, todos con tablao y espectáculo diario.
A finales de los 60 eran miles los emigrantes que vivían en Bruselas, casi todos en el mismo barrio, y eran jóvenes con ganas de juerga. Se crearon decenas de orquestas que actuaban fin de semana sí y fin de semana también en las numerosas salas de fiesta gestionadas por españoles.
Tocaban de todo: rock, pop, éxitos del momento, música latina… y algunas llegaron a grabar singles de rumbas. Estos discos se pinchaban en los jukebox que tenían estos bares españoles y en las radios españolas de todo el pais.
Peret, Manolo Escobar, Las Grecas, Los Chichos, Los Chunguitos, Lola Flores, y decenas de artistas más, eran contratados por las salas de fiesta españolas para satisfacer a este público “loco” por la rumba. A finales de los 80 nacen grupos de emigrantes de segunda generación. Canciones como “Nacido en Bruselas” de Los Chicos o “Extranjeros” de Los Fieras eran festivas con temática emigrante: “Nos llaman los extranjeros por tener el pelo negro», o «aunque yo nací en Bruselas, en España y en Bruselas nos llaman los extranjeros”, cuentan.
Pero no todo era fiesta, la vida era dura y muchos artistas reflejaron este dolor y esta nostalgia en las canciones. También están incluidas en la compilación.
Ya no queda nada de esa época: la gente se hizo mayor, se volvieron a España o fallecieron, los locales cerraron, los artistas dejaron de actuar y los discos se guardaron en bodegas o se tiraron a la basura.
El proyecto de Miguel Menéndez es una reivindicación de la memoria que abarca historia, cultura y sociología a través de la música.
El triple disco-libro de 72 canciones y libreto de 64 páginas diseñado por Txarly Brown, (autor de la “Biografía gráfica de la rumba en España 1961-1995″, o de Achilifunk “Gipsy Soul from Spain 1969-1979”…) se puede adquirir escribiendo a rumbahispanobelga@gmail.com, a través de la página facebook Rumba Hispano Belga, o en diferentes puntos de venta en España y en Bélgica.
Precio 20 euros. Precio especial para las Asociaciones de Emigrantes