[dropcap]L[/dropcap]a Sanidad Española necesita que los políticos vayan al médico del mismo modo que Manuela Carmena utiliza el metro en Madrid. Como un ciudadano más.
Si el ministro de turno tuviera que esperar un año para realizarse una resonancia magnética, o diez meses para operar a su padre de cáncer de próstata, o dos años para una consulta con oftalmología… otro gallo cantaría. El problema es que cuando la necesita, la sanidad está ahí, para él, sin listas de espera.
Bien sea en el hospital público o privado de renombre. Y mientras tanto, la sanidad es simplemente una moneda de cambio para pagar favores, hacer concesiones y una vez cada cuatro años comprar votos diciendo que se va a construir algún hospital nuevo.
[pull_quote_left]La sanidad debe ser un servicio para todos que ayuda a paliar las enormes diferencias sociales que se están abriendo paso en los últimos años.[/pull_quote_left]Pero la Sanidad Pública tiene que ser un servicio de calidad para atender a los ciudadanos que lo necesiten. Un servicio para todos que ayuda a paliar las enormes diferencias sociales que se están abriendo paso en los últimos años. Y para ello, cada incidencia debe estudiarse de forma individualizada, y debe buscarse una solución adecuada en cada caso.
La complejidad de las instituciones sanitarias exige una tarea de gestión profesional y no exclusivamente política que ayude al sanitario a tomar las decisiones más convenientes para el paciente y que garanticen un sistema solidario y público.
No deberían permitirse situaciones en las que decisiones médicas recayeran en manos de personal político cuya principal preocupación es mantenerse en su puesto de libre designación.
La sanidad pública tiene muchos problemas, es cierto y hay colectivos que llevan muchos años ofreciendo soluciones, pero en la mayoría de los casos, los responsables políticos hacen oídos sordos. Será que no responden al interés común; será que nunca cogen el metro.
Alicia Alonso
Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública