[dropcap]C[/dropcap]armen G. estaba mirando en milanuncios.com porque necesitaba un piso de alquiler. Tenía un presupuesto límite de 300€. «El anuncio no incluía foto y la descripción, muy escueta», explica Carmen G. Eso sí, venía un número de teléfono y Carmen G. llamó.
El inmueble en cuestión se encontraba en una de las calles que desembocan en la carretera de Ledesma. (Hace unos días, Carmen G. descubrió al leer los periódicos que el piso que ella pretendía alquilar, era el mismo por el que presuntamente habían acusado a una mujer de timar a cinco personas). «El piso estaba muy bien, con dos habitaciones, un patio,… Me atendió Teresa, al menos así me dijo que se llamaba, y fue extremadamente atenta y amable por teléfono».
Una vez que concertaron la cita, Carmen G. llegó al piso y allí, le explicó que pertenecía a su madre y el contrato se iba a hacer a su nombre . También le contó que el inmueble estaba alquilado a una pareja de médicos, «concretamente de cirujanos. Ella me dijo que era enfermera en el Clínico y que se llevaba muy bien con los inquilinos, que llevaba ocho años y su madre estaba destrozada porque los doctores se iban en unos días, porque empezaban a trabajar en el Gregorio Marañón. Ella los describía como ‘de la familia’, incluso habían pasado juntos las Navidades, porque él era extranjero. Me dijo que era de ‘Orlanda’, aquí sospeché, porque no era ni Holanda, ni Irlanda», recuerda entre risas Carmen G.
No obstante, la visita continuó. Le mostró el piso, que estaba muy limpio, le insistía en que las personas eran maravillosa. «Me extrañó que si esa pareja llevaba tanto tiempo viviendo allí no hubiera signos de vida cotidiana, ni siquiera un cepillo de dientes», apunta Carmen G.
Por el precio, era una ganga. Y le dijo que si se quedaba con el piso podía hacer todas las fiestas que quisiera, que podía llevar a personas, «incluso que podía realquilar la habitación pequeñas».
¿Por qué no firmó el contrato?
Vi que el piso era estupendo, pero para reservarlo me pedía una fianza de 300€. Le dije que en ese momento no los tenía, sólo disponía de 100€, que al día siguiente le daba el resto. En previsión, en casa me había hecho un recibo con el importe de 100€ por sí finalmente reservaba un piso. Saqué el recibo y ella sacó una carpeta roja dónde tenía un DNI, supuestamente el de su madre, que también se llamaba Teresa. Cogí el DNI y vi a una persona demasiado joven para ser su madre, pero todavía no sospechaba nada. Y le dije: ¡Pues sí que es joven tu madre!’ alegó que era un DNI perpetuo, no obstante vi que caducaba en 2020. Me contó que su madre estaba de vacaciones en Benidorm y que no se había llevado el carné, porque tenía el de conducir. Ahora me maravilla, porque tenía respuesta para todo. Saqué el dinero y mi DNI y el recibí quería que estuviera a nombre de alguien. Ella no me quería dar su DNI, y desconfié. Y contraatacó tanto que tuve un flash, cogí el dinero y salí. Le dije que si cambiaba de idea y que me enseñara su DNI, pues que me llamara.
¿Qué hizo después?
Busqué en Internet la dirección del piso y me apareció en dos portales de viviendas, a nombre de dos inmobiliarias. Fui a una de las inmobiliarias y no me hicieron caso. Al día siguiente llamé a la otra inmobiliaria y me comentaron que iban a avisar al dueño, porque ya estaba teniendo problemas para cobrar el alquiler.
¿Ha encontrado piso?
Sí. A raíz de esto, el agente de la segunda inmobiliaria me preguntó si estaba buscando piso, le dije que sí y ahora estoy viviendo en uno que me proporcionó él. Además, no me cobró la comisión que suele tener la inmobiliaria porque los avisé del timo.