[dropcap]P[/dropcap]or fin te sientas en el rincón favorito de tu salón. En ese sofá que te recuerda y se adapta perfectamente a tu silueta. Te abraza exactamente como acostumbra. El mando a distancia al alcance de tu mano, también como de costumbre, te invita a disfrutar de un reparador momento de recepción de información banal, planazo dada la velocidad a la que se suceden las cosas y los días de un tiempo a esta parte y que tanto esfuerzo y atención te exigen.
Pasan un documental que muestra el habitual grupo de gacelas Thomson (Edurcasthomsonii). en la reserva del Masái Mara, en la región del Serengueti, al sudoeste de Kenia. Masáipor la tribu que habita en la zona y Mara por el río que da de beber a toda esta región.
Ahí está Algodón, un simpático joven ejemplar alimentándose, jugando, saltando, disfrutando del lugar donde habita. Ágil y rápido. En poco tiempo será capaz de llegar a los 70 kilómetros por hora y saltar 2 metros, como papá. Está seguro de que su cornamenta será la envidia de todos los machos de su quinta y le servirá para tener éxito dentro de la manada. Apunta a macho alfa sin ningún lugar a dudas, con su brillante color beige, esa viva línea negra que destaca su blanca y algodonosa barriga y esos simpaticones ojitos negros. Potente y delicado al mismo tiempo.Como para no disfrutarse… Día perfecto para olisquear flores y comer la fresca y nutritiva hierba que crece vigorosa en el llano gracias al agua aportada por la recientemente concluida época de lluvias.
A cierta distancia de esta escena holgazanea un grupo de leones (Panthera leo). Todos excepto una, que observa como Algodón persigue a su propia nariz que poco a poco le va alejándo del grupo. Sus orejas se afilan y su poderosa musculatura decide ponerse en tensión. Decide ponerse en marcha.
Ahora, como si se tratara de una película interactiva, decide tú cómo continúa la escena. ¿Conseguirá Algodón darse a la fuga o es dado caza por su sigilosa y poderosa Garras?
Ah, una cosa que se me olvidaba mencionar. Garras, la letal depredadora ha sido madre hace unas semanas. Bigotitos y Nube, sus cachorros necesitan alimentarse con frecuencia ya que a diferencia de sus adultos no saben gestionar el consumo de energía. Eso de echarse la siesta no va con ellos, su motivación es jugar y saltar y correr y perseguir a su propia nariz.
-¡Eh, no me llevarás al huerto! Soy perfectamente capaz de aceptar las dos posibles opciones por mucho que te empeñes en condicionarme para que apueste por Algodón. Puedo empatizar perfectamente con Algodón y también con Garras, Nube y Bigotitos aunque sean propuestas antagónicas. Es la ley natural.
-¿Puedo entender entonces que eres capaz de aceptar tan fácilmente las propuestas antagónicas que se te ofrecen todos los días nada más levantarte de la cama?
Discútete con moderación. Es tu responsabilidad.
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