La Asociación Salamanca por la Memoria y Justicia ha procedido a la exhumación de una fosa común donde cuatro personas fueron enterradas el 13 de agosto de 1936 en la Dehesa de Continas, perteneciente al término municipal del San Pedro de Rozados
[dropcap]L[/dropcap]a persistencia del padre de José Manuel Gómez, Abundio, ha sido una de las claves para que el 4 de octubre, se exhumaran los cadáveres de cuatro personas fusiladas el 13 de agosto de 1936. Abundio Gómez tenía 19 años cuando aconteció tan injusto crimen por soldados del bando Nacional. Los cuerpos de Fabián Montes, Francisco Bárez, Juan José San Hermógenes y Serafín García, jornaleros que vivían en Vecinos y con edades comprendidas entre los 35 y los 50 años, quedaron tendidos entre unas rocas en la Dehesa de Continas, perteneciente al término municipal de San Pedro de Rozados.
Allí, dejados a su suerte los encontraron los dueños de la finca y procedieron a darle un enterramiento digno. Los jornaleros han estado sepultados a un metro bajo tierra, pero no olvidados ni por sus familiares, (a la exhumación de los cuerpos han acudido cuatro nietas), ni por la familia de Abundio Gómez.
«Mi padre trabajó durante toda su vida en una finca de aquí al lado y cuando íbamos a visitar a unos familiares pasábamos por aquí. Siempre nos decía: ‘recordad que aquí hay cuatro personas enterradas. Una de las piedras tiene una cruz y la fecha en la que les dieron muerte’. Era un deseo de mi padre que algún día las familias de estos cuatro hombres pudieran recuperar sus restos. Cuando aparecieron los huesos una emoción nos invadió y lloramos todos», recuerda José Manuel Gómez. Luisa Vicente, presidenta de la Asociación Salamanca por la Memoria y Justicia asiente con la cabeza. Ambos se miran y sonríen. «Fue un momento muy especial».
La casualidad ha sido otra de las claves. A la persistencia y perseverancia de Abundio Gómez para que no se olvidara el fusilamiento de los cuatro vecinos de Vecinos, hay que sumarle la promesa de su hijo, José Manuel, que al ver una noticia sobre una exhumación en Martinamor se puso en contacto con la Asociación por la Memoria y Justicia y les indicó que él conocía donde estaban enterradas cuatro personas. Justo por esos días, mediado el mes de abril de este año, Lucía Montes, nieta de Fabián Montes, también se puso en contacto con la asociación. Unieron ambas historias y Luisa Vicente habló con la secretaria de San Pedro de Rozados para que les indicara quién era el propietario de la finca donde estaba la fosa común.
«Hemos tenido mucha suerte, los dueños de la finca nos ha brindado todo su apoyo y nos ha dado todas las facilidades del mundo», asegura Luisa Vicente. De hecho, el hijo de la propietaria actual, Ricardo Íscar Álvarez ha estado presente en las labores de exhumación grabando tomas para un documental. Ricardo Íscar es director y profesor en la Universidad de Barcelona. «El hermano de mi abuela quiso que los enterraran de una manera digna. Era agosto y si no hubiera sido así los abrían comido las alimañas. Creo que esta exhumación dará un poco de paz a las familias».
Teresa y Lucía Montes son las nietas de Fabián Montes, hijas de Clodoaldo, quién tenía 14 años cuando fusilaron a su padre. «Mi padre tardó muchos años en contarnos la historia del abuelo. Los mataron por reivindicar unos derechos. Eran jornaleros y su jefe no les pagaba el salario. Estalló la guerra y los denunciaron por rojos», explican las nietas y apuntan que quisieron venir a buscarlos y enterrarlos en Vecinos, pero el cura de aquella época «no los dejó».
Cuando exhumen los cuerpos y en el laboratorio de la Complutense procedan a su identificación a través del ADN, el cuerpo de Fabián Montes reposará en el cementerio de Salamanca junto a otros fusilados injustamente en la Guerra Civil por parte del bando de los sublevados.
No será el caso de Francisco Bárez, dos de sus nietas presentes en la exhumación, Concha y Consuelo Bárez, explicaron que los restos de su abuelo, del que viven aún dos hijas, reposaran junto a su esposa en la tumba familiar. «Se mezclan la tristeza y la alegría. La pena es que mi madre ya no está para verlo, porque murió hace un año».
Desde la asociación hacen un llamamiento a los familiares de Juan José San Hermógenes García y Serafín García Sánchez porque no han podido encontrar a nadie cercano.
La Guardia Civil estuvo en el lugar, han abierto un expediente que irá a los juzgados, pero ni el juez, ni el forense han estado presentes en la exhumación de los cadáveres de Serafín que al morir dejó tres hijos, Juan José, dos, Francisco, nueve y Fabián, seis.
En el mismo lugar donde han encontrado los restos se plantarán cuatro robles en recuerdo de estos cuatro hombres.