Este no es un blog de autoayuda al uso. Tampoco es un texto de consejos médicos. Ni siquiera es una conversación entre médico y paciente. Son, por encima de otras cosas, las reflexiones personales de una fumadora impenitente de cigarrillos, Lira Félix Baz, y de un médico, Miguel Barrueco, que trata de ayudar a los fumadores a dejar el tabaco como jefe de la Unidad de Tabaquismo del hospital Clínico de Salamanca.
Siempre hay un momento en el que un fumador quiere dejar el tabaco. Aprovéchalo, porque es como los trenes… (29º Post)
[dropcap]D[/dropcap]e camino a casa pensé que tenía que anotar en el cuaderno para preguntar a Miguel, pero ya para la próxima consulta, el tanto por cierto de personas que acuden a la consulta y fracasan con la terapia. ¿Por qué me preocupaba eso de repente? Quizás porque en mi debilidad quería garantizarme a mi misma que yo tendría éxito.
Una vez archivado en mi memoria este dato, volví a centrarme en el porqué me estaba resultando más sencillo dejar de fumar en esta ocasión. Quizá fuera la responsabilidad, el saber que tendría que rendir cuentas ante otras personas, o el hecho de no solo hablar del tabaco y de enfermedades. Cuando hablo con Miguel la conversación deriva en multitud de temas diferentes, donde la sociedad, cultura o salud van unidas y son más amenas, por lo que la consulta, cómo tal, no la veo. Más bien percibo un ambiente relajado y amistoso. Quizás por eso no suele utilizar la bata que llevan todos los médicos y que en muchas ocasiones es un obstáculo entre médico y paciente. No lo sabría precisar, pero resulta ser un plus añadido, con el que no contaba en anteriores ocasiones.
Miguel y Amparo, aparentemente, no hacen nada. Te escuchan, te animan, te preguntan, te toman lo que ellos llaman ‘las constantes vitales’, te pesan, ¡mal que nos pese, te pesan!, te miden el monóxido de carbono del aire de los pulmones, escriben en la historia clínica y te dan cita para otro día.
Esto sólo es la teoría. La práctica es otra.
Yo como fumadora estaba perdida. Sólo tenía una meta: dejar de fumar. No es poco, pero no tenía ni una sola pista de cómo llegar a ella y eso que ya había intentado dejar de fumar en otras ocasiones.
No me engañaré, ni os engañaré. La experiencia previa no sirve de nada. Porque el agua del río no pasa dos veces por el mismo puente, que decían los filósofos de la Grecia clásica. Las circunstancias de ahora son diferentes de las que vivimos cuando teníamos veinte años, que a los veinticinco, a los treinta o a los cuarenta. Tus motivaciones de antes en nada se asemejan a las de ahora, por lo que el esfuerzo de dejar de fumar es nuevo en cada uno de los intentos.
Prometí dejar constancia de mis momentos buenos y malos a lo largo de esos días hasta volver a vernos. Amparo y Miguel insistieron hasta la saciedad que escribiera en el libro verde, que anotase las sensaciones y si era posible que las cuantificase.
Nos ayudan mucho a controlar tus progresos –insistieron ambos. A ti te ayudan a interiorizarlos, a convertirlos en una rutina nueva que te lleva a una vida nueva, sin tabaco. Por favor escribe a diario en el libro.
Además de mis sensaciones también anotaría cuestiones que me preocuparan o simplemente curiosidades que me fueran asaltando, como la premisa anterior del porcentaje de fracasos en la consulta.
2 comentarios en «Tengo miedo a fracasar»
Muy bien, querida periodista. Todo esto me recuerda algo que leí sobre los psicoanálisis. ¡Se parece mucho! ¿Tengo razón?
Hay muchas formas de promocionarse, el de la llamda «unidad del tabaco» quiero decir. Una es esta.
Y además, parece que queda bien. Ojalá fueron honestos los valores a que se dedica ¡¡