[dropcap]C[/dropcap]ada vez es mayor la necesidad que tienen los ciudadanos para desplazarse de un lugar a otro. Trabajamos, estudiamos y disfrutamos de momentos de ocio en diversos lugares, por eso el transporte ha entrado a formar parte de nuestra vida y se ha convertido en un elemento esencial. Muchas personas eligen el trasporte privado como única alternativa para su desplazamiento mientras que otras usan diariamente el transporte público, bien por falta de medios, o bien por convencimiento al ser más ecológico y solidario.
Los ayuntamientos y comunidades autónomas han privatizado el servicio del transporte público urbano y metropolitano adjudicando su gestión al sector privado, en muchos casos con bases y pliegos de condiciones hechos a la medida, muy poco claros, dada la falta deliberada de imparcialidad y transparencia.
[pull_quote_left]Los ayuntamientos y comunidades autónomas han privatizado el servicio del transporte público urbano y metropolitano adjudicando su gestión al sector privado, en muchos casos con bases y pliegos de condiciones hechos a la medida[/pull_quote_left]Los problemas del transporte público en Salamanca son una triste realidad que reflejan la mala gestión y la falta del control del Ayuntamiento de Salamanca a la empresa concesionaria en las rutas urbanas, y de la Junta de Castilla y León en las rutas metropolitanas. En el transporte urbano se han hecho patentes estos problemas con la supresión de paradas, como las líneas 5 y 2 que han dejado aislados a muchos vecinos que se ven con dificultad para acudir a servicios tan esenciales como los sanitarios. Se han disminuido frecuencias, acortado el horario de finalización y dejado sin transporte público a personas que trabajan sábados y domingos a primera hora de la mañana.
El transporte metropolitano adolece de los mismos problemas que el urbano, pero con el agravante de que al tener menos frecuencias se producen grandes aglomeraciones a las horas punta, obligando a dejar en tierra a estudiantes y trabajadores, con los problemas que ocasionan a las personas al no poder llegar a tiempo a su destino. Y todo esto a pesar de haber incrementado el precio del billete.
Desgraciadamente se sigue apostando por el automóvil, a pesar de que el uso desmedido colapsa las ciudades haciéndolas cada vez más insostenibles y menos saludables, sobre todo, por los problemas de salud que generan las altas emisiones de gases CO2 contaminando el aire, además de la repercusión acústica y la siniestralidad.
Aunque todo lo que gira alrededor del transporte público tiene mucha relevancia social, parece que nuestros políticos no le dan la suficiente importancia, pues la falta de compromiso político es evidente. Las políticas aplicadas en el transporte público carecen de visión y perspectivas de futuro. La improvisación, la falta de planificación y de inversiones hacen necesaria una nueva orientación de las políticas del transporte urbano y metropolitano para potenciarlo.
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