¿Qué pasa al final de la carretera? Este sábado en El Liceo

Un escena de Al final de la Carretera, obra que se representa en el Teatro Liceo este sábado.

Ángeles Martín, Manuel Baqueiro, Marina San José y Raúl Peña protagonizan la obra de teatro

 

La Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes ha programado para este sábado la obra de teatro “Al final de la carretera”, una comedia divertida y amarga que nos habla sobre la crisis que siente el ser humano al descubrir que su vida no es como la había soñado.

Esta obra está protagonizada por Ángeles Martín, Manuel Baqueiro, Marina San José y Raúl Peña y está prevista en el Teatro Liceo, a las nueve de la noche. El precio de las entradas es de 15, 20 y 25 euros y están a la venta en la taquilla del propio teatro, en el teléfono 902 488 488 o en la web.

Sinopsis de la obra

El día que Rafa cumple 40 años su mundo interior se desmorona. ¿Cómo escapar de esa vida “perfecta” que has construido a golpe de sentido común? Tiene un trabajo bien remunerado; su mujer, Laura, es guapa, atenta y hacendosa; su chalet adosado con jardín y patio trasero es ideal, tan ideal como los otros 1.000 adosados idénticos que conforman la afinada Colonia de la Lírica. Todo maravilloso, ¿de qué te puedes quejar, Rafa? ¡Eres un triunfador! Pero… ¿Dónde quedan tus sueños de juventud, tus ideales, el espíritu rebelde que nunca imaginó aburguesarse? ¿Dónde queda aquella vieja mochila con olor a gasolina y libertad que solía acompañarte en tus viajes?

La enloquecida visita para cenar de Victoria y Alfonso (sus adorables y modélicos amigos) los despistados padres de Rafa (que no paran de llamar por teléfono, pero nunca encuentran la casa), la noticia de unos vándalos que andan destrozando los simpáticos gnomos que adornan los simétricos jardines, las canciones de David Bisbal y unos cuantos litros de alcohol propician un cóctel explosivo.

Y como buen cóctel, explota a lo largo de una intensa y caótica noche en la que Rafa, Laura, Victoria y Alfonso irán poniendo las cartas sobre la mesa hasta asumir, no sin resignación, que aunque no tengas la vida que habías soñado, quizá la que te ha tocado en suerte no sea tan mala. Y si no, siempre queda la esperanza de escapar, sí, escapar y por primera vez llegar al final de la carretera.

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