Varios operarios limpian y adecentan la estatua creada por el escultor salmantino Agustín Casillas
Las inclemencias del tiempo y las defecaciones de las aves que pueblan el parque de La Alamedilla han conseguido que la Náyade, escultura de Agustín Casillas, no luciera con la lozanía que ideó para ella el artista salmantino allá por 1972.
Por este motivo, operarios municipales han procedido a limpiarla y adecentarla, para que los paseantes puedan admirar en todo su esplendor una de las esculturas del escultor de El Ciego y El Lazarillo, de La Celestina y de varios medallones de la Plaza Mayor, entre otras de sus obras.