[dropcap type=»1″]D[/dropcap]espués de detenernos en la plaza, reparamos en el palacio de Anaya, antiguo Colegio de San Bartolomé, para recordar a algunos miembros de la familia del arzobispo que estuvieron inmersos en los acontecimientos de las Comunidades: Pedro Anaya, hijo del Doctor de la Reina, y Juan Pereira “el mozo”, deán de la catedral. Pese a estos personajes, sin embargo, la mayoría de los miembros de los Anaya permanecieron leales a la causa real.
El Colegio Mayor de San Bartolomé fue el más antiguo de los creados en España. Por este motivo se le llamaba popularmente “El Viejo”. Su fábrica ocupó el solar de la iglesia románica de San Bartolomé, construida en el siglo XII. Se le denominaba también de Anaya por ser su fundador Diego de Anaya, noble salmantino que llegó a ser obispo de Tuy, Orense, Salamanca y Cuenca. También ocupó el arzobispado de Sevilla aunque, posteriormente, perdió la mitra por motivos políticos, recuperándola poco antes de su muerte.
Diego de Anaya y Maldonado puso el colegio bajo la advocación de San Bartolomé, titular de la iglesia destruida para su construcción. Fue fundado en 1401, pero su inauguración se realizó 16 años después, el 27 de diciembre de 1417. Comenzó su andadura con 15 colegiales, estudiantes de teología y juristas. Entre ellos formaron parte de la matrícula dos hijos del arzobispo. Los becados tenían que ser personas de buena opinión, comprobada limpieza de sangre, que no fueran naturales de la ciudad de Salamanca ni de cinco leguas en su contorno y, aunque parezca mentira, los estatutos de Anaya exigían que los colegiales careciesen de bienes con qué sustentarse. El Colegio Mayor por excelencia no admitió nunca estudiantes de medicina.
[pull_quote_left]Entre sus becarios hay que citar, por méritos propios, al que fuera su rector, El Tostado, y al pacificador de los bandos salmantinos, el patrón de Salamanca, San Juan de Sahagún.[/pull_quote_left]Diego estudió en Bolonia, en el Colegio Español que había erigido en aquella ciudad el cardenal Albornoz, y de allí recogió las constituciones para su colegio salmantino. Logró para San Bartolomé gracias y privilegios de los papas Benedicto XIII y Martín V. Entre sus becarios hay que citar, por méritos propios, al que fuera su rector, El Tostado, y al pacificador de los bandos salmantinos, el patrón de Salamanca, San Juan de Sahagún. El éxito conseguido por el arzobispo Anaya con su colegio fue tal que el cardenal Cisneros para crear el de San Ildefonso en Alcalá, y el cardenal Mendoza para hacer lo mismo con el de Santa Cruz de Valladolid, reprodujeron sus constituciones.
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1 comentario en «Colegio Mayor de San Bartolomé»
Piedras con sus historias es lo que dan valor a esta Ciudad. Piedras y sus historias son las que nos deben dar las claves para ganar nuestro futuro.
Enhorabuena por tanta historia entre nuestras piedras preciosas.