[dropcap]N[/dropcap]o sé hacerlo, no puedo, no podré, no seré capaz, jamás lo conseguiré, no valgo para… ¿Recuerdas haber utilizado estas expresiones u otras similares? Si lo hiciste, te limitaron. Esos pensamientos autogenerados fueron quizá los únicos responsables de que no supieras hacerlo, de que no pudieras, de que no fueras capaz o de que no lo hayas conseguido (aún).
Si esas afirmaciones sematizaran o afinarancon un “hoy”, “todavía”, “aún” o eliminando directamente el“jamás” ¿Las percibirías tan demoledoras?
Permíteme explicar cómo se consigue el carnet de conducir.
Con tus fantásticos 9 años recién cumplidos no te hace falta saber conducir. Te llevan al cole y al médico, al centro comercial, al pueblo de los abuelos o al lugar donde disfrutarás las vacaciones de verano. Tienes plaza asegurada en el asiento de atrás. Ni sabes conducir ni falta que te hace. Tienes una incompetencia inconsciente.
Un día se comienza a masticar la idea de que te vendría muy bien conducir. Libertad para moverte, estudios, ocio, trabajo, la compra del mes al centro comercial, la visita al pueblo de los abuelos, la escapada playera… De repente cambia todo, pasas del no saber que no sabes al saber que no sabes, sería una incompetencia consciente. Estas delante de una elección que marcará tu devenir sin piedad. Por la derecha vas a la autoescuela. Por la izquierda al sofá, a no hacer nada al respecto. No desaparecerá la necesidad, simplemente será sustituida por una enorme frustración cada vez que necesites ir en coche a cualquier lugar ya que te faltará un papelito fundamental.
El camino de la autoescuela deriva en la competencia consciente.Te sentarás en el asiento principal del vehículo y tendrás que sintetizar, adaptarte y ejecutar conscientemente ciertas leyes sobrenaturales. Tienes un volante que debes sujetar con ambas manos pero también tienes una palanca. Falta un brazo. Tienes dos pies para tres pedales. Falta un pie. Tendrás que prestar toda tu atención a la carretera al tiempo que controlas tres espejos retrovisores, uno a tu izquierda, otro a tu derecha y otro sobre tu campo de visión. Te faltará un ojo y esa curiosa capacidad binocular propia del camaleón. Inalcanzable… Casi.
Con la práctica, por simple rutina, llegará un momento en el que en un trayecto cualquiera llegarás perder la noción del tiempo, no sabrás como has llegado hasta allí, si has cambiado de velocidad una o mil veces o si, como te explicaron, has llegado a todos los semáforos en segunda, sin necesitarlo da tu concentración para llegar a destino, de forma inconsciente. A eso se le llama competencia inconsciente, confirmación de que el saber no ocupa lugar. Resulta más sencillo hacer que explicar cómo se hace.
Grandes noticias. Cuando te escuches un“no sé” o “no puedo”, abre bien las ventanas. Acabas de aterrizar en el secuencia de incompetencia consciente, la de saber que no lo puedes hacer (aún). El patrón es el mismo para hacer un rico cocido o para hablar japonés.