Juan Daniel Elorza y Rubén Cuñarro presentaron en La Casa de las Conchas el ‘embrión’ del documental que habla del charro salmantino y el mexicano
Te queda mucho por aprender. Estas palabras que le dijo Feli Cañada a Juandaniel Elorza-Saravia fueron casi, casi como el embrión con el que arranca el proyecto Cuestión de Charros. Bien es cierto que la idea original del investigador y gestor cultural Elorza-Saravia comenzó a gestarse un poco antes, cuando vio que existían charros en Salamanca. Él, colombiano de nacimiento, sólo relacionaba la palabra charro con México.
Descubrió que los dos estereotipos conservan un origen ecuestre y ganadero común, pero han llegado a distanciarse tanto en el último siglo y medio que su vinculación es hoy difícilmente reconocible.
En México los charros y la charrería son los depositarios y continuadores de tradiciones identitarias de carácter nacional, y en la última centuria han configurado el imaginario colectivo de lo mexicano, trascendiendo fronteras en cuanto símbolo del país y deporte nacional. «Mientras que en España, lo charro se circunscribe tan solo a las reminiscencias folclóricas de Salamanca. El término “charro” se convirtió en un gentilicio coloquial y en una marca de lo legítimamente salmantino», explica el productor.
Además del documental, Cuestión de Charros, también se está produciendo un CD con música mexicana, pero interpretada por flamencos charros. «Precisamente, así comenzó a gestarse este proyecto, que en principio iba a ser sólo música», puntualiza. Ahora, si la financiación llega, será un disco, un documental y una exposición fotográfica.
