[dropcap type=»1″]P[/dropcap]oco tiempo disfrutaron del nuevo edificio los escolares de San Bartolomé. Extinguidos los colegios mayores, pasó a ser sede de muchas instituciones salmantinas. Entre otras, el colegio de Anaya fue ocupado por el Gobierno Civil, la Diputación Provincial, Correos y Telégrafos, la Delegación de Hacienda, e incluso se instaló en él la logia masónica de Salamanca. En la actualidad, desde hace más de medio siglo, el colegio ha vuelto a ser utilizado para dependencias universitarias. Después de la Guerra Civil, la parte de abajo estuvo ocupada por la Facultad de Ciencias y la de arriba por la Facultad de Filosofía y Letras.
Desde el balcón del ahora colegio de Anaya, sometida Salamanca por los franceses, el general Thiébault, gobernador militar de Salamanca, no contemplaba la catedral en todo su esplendor. Un pequeño conglomerado de casas, en su mayoría pertenecientes al Cabildo de la catedral, se lo impedía. Mandó tirar el caserío, naciendo así una de las plazas más hermosas de Salamanca, la plaza de Thiébault, que luego pasó a llamarse de Anaya. Ya en el siglo XX, en plena Guerra Civil, el palacio pasó a manos de los responsables de propaganda del bando rebelde que montaron en el edificio una emisora que nació con el nombre de Radio Nacional, emisora del Cuartel General de Franco.
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1 comentario en «El final de un colegio que dominó el imperio»
En Salamanca las piedras son un joyero y las historias sus joyas únicas.
Gracias Sr. Málaga