Entre las 23.59 horas del jueves y las 5 horas del viernes, la centralita policial recibió y tramitó más de un centenar de llamadas. La mayor parte de los servicios a que dieron lugar correspondieron a incidentes sanitarios por intoxicaciones etílicas y requerimientos por ruidos excesivos.
Por lo que se refiere a las denuncias por ruidos, los agentes atendieron más de 30 requerimientos, llegando a desalojar cinco pisos en los que se desarrollaban fiestas estudiantiles, ubicados en las calles San Pablo, avenida de Villamayor (2), Arapiles y paseo de Canalejas. Se efectuaron mediciones en varios inmuebles situados en los entornos de la plaza de San Justo, Rúa Mayor, plaza de Gabriel y Galán, avenida de Portugal, las Úrsulas y Crespo Rascón.
Es destacable, por último, el desmantelamiento de dos puestos ambulantes de venta de bocadillos, que carecían de las preceptivas licencias. Se encontraban ubicados en la Gran Vía y en la plaza de la Reina, y contaban con carros de transporte, planchas de asar y bandejas de productos cárnicos expuestos sin ningún tipo de protección sanitaria. Sus titulares, C.M.V, D.M.V. y F.G.F fueron denunciados por un posible delito contra la salud pública, que determinarán las autoridades sanitarias, y por venta ambulante sin licencia.
El dispositivo de la Policía Local para controlar la celebración de esta reunión multitudinaria y salvaguardar la seguridad ciudadana, estuvo integrado por 120 agentes, 30 más que el año pasado, que contaron con el apoyo de los correspondientes vehículos-patrulla, unidades móviles de vigilancia y unidades caninas, así como con la colaboración del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil.
Con estos efectivos, que se distribuyeron estratégicamente por todo el perímetro de la Plaza Mayor y las calles confluentes, «quedó garantizado el desarrollo normalizado de esta concentración«, en la que los estudiantes festejaron anticipadamente la llegada del año nuevo.