Opinión

De percebes y refranes

[dropcap]T[/dropcap]e has parado a pensar alguna vez…, a tratar de pintar en tu mente, la escena en la que una persona, por primera vez en la historia, se comió un percebe? ¿Sería un dinámico restaurador en constante búsqueda de nuevos y diversos productos a fin de deslumbrar a los clientes de su restaurante con tres estrellas Michelín a la puerta? ¿Fue cautivado por su legendaria belleza y gallardo porte?¿Y qué me dices del que se metió al cinto el primer plato de caracoles de tierra? ¿Le parecería quizá un bocado celestial a primera vista? ¿Se vería hipnotizado por el brillo de la plateada estela que va dejando tras de sí en su tranquilo reptar? ¿Se lo deberemos al mismo gastro-innovador?

Anímate, convócate a un debate interno para dibujarlo. Uno de esos que tienes con mucha más frecuencia de la que crees. Como el quese produce cuando te asaltan las dudas entre dos pares de zapatos de tu tienda favorita y discutes contigo cuál de las dos opciones encaja mejor con lo que cuelga de las perchas de tu armario.

Ya que tienes la toga y la práctica moderando la discusión surgida entre esas dos versiones tuyas, ángel y demonio, padre y niño, que todos llevamos incorporados de serie, aprovecha y lleva a debate todo un hit de la cultura popular, uno de los refranes, en mi opinión, más perversos de la historia de nuestra cultura:

Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer.

Independientemente de que estés más o menos de acuerdo con la afirmación, me gustaría pedirte que repitas el patrón del juego del percebe y el caracol que te proponía al principio. ¿Cómo sería la escena en la que por primera vez a alguien se le cayó de la boca ese “más vale…” y comenzó a viajar al futuro generación tras generación? ¿Cuántos actores forman el reparto de la escena? ¿Uno? ¿Varios? ¿Se lo diría a sí mismo o se lo estaría diciendo a otra persona? No es pequeño el matiz…

Tras intenso análisis de bata y zapatilla me llama poderosamente la atención la sutilidad con que se administra el anestésico por vía intravenosa en esta afirmación. Es toda una oda a la parálisis. Es brillante. Es eficiente. Es brutal. Es letal. Consigue dar un valor positivo a lo malo simplemente por el hecho de que ya lo conoces. Podemos por tanto afirmar que si es conocido, es bueno. Si es desconocido… da igual que sea bueno.En absoluto estamos hablando de un problema de calidad.

Supongo que es una suerte que existan personas que motivadas por infinitas y azarosas enajenaciones, un día, se comieron un percebe o un caracol. También puede ser únicamente por hambre.Indiscutible catalizador de la creatividad.

Una vez desparasitado, el refrán quedaría como sigue:

Más vale lo conocido que lo por conocer.

Esta frase casi nos deja sin percebes.Feliz navidad.

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