[dropcap]J[/dropcap]orge García fue uno de doctores que participó en la operación de trasplante de cara realizado hace un año y que ha resultado un éxito. Hablamos con él de estética, de belleza y de cómo le cambia la vida a una persona que se somete a una operación para corregir una deformidad congénita o adquirida
¿Qué grado de objetividad tiene un paciente con relación a su deformidad?
Generalmente en la historia clínica, nosotros percibimos exactamente el concepto de objetividad del paciente con respecto a su deformidad. Dependiendo de la magnitud del problema que aplique el paciente a su defecto, nosotros sabemos un poco si tiene alteraciones psicológicas más importantes o menos y si el tratamiento que nosotros vamos a proponer va a ser efectivo a nivel psicológico o no, suponiendo que el nivel técnico sí sea efectivo. Nosotros también podemos saber qué paciente va a estar satisfecho, teniendo un resultado bueno desde nuestro punto de vista, y qué paciente va a seguir buscando pequeñas minucias.
Una vez que le ha quitado la malformación en su rostro, ¿la siguen percibiendo? Me explico: siempre se dice que cuando le cortan una pierna a una persona, la continúa sintiendo.
No, por la experiencia que tenemos, el grado de satisfacción del paciente, si el resultado es bueno, es excelente y el comportamiento a nivel laboral y personal se modifica, cambia. Tienen más seguridad, más ganas de hacer proyectos, se hacen más extrovertidos y tienen más afinidad para relacionarse.
Por lo que hay un antes y un después…
En lo que yo conozco, sí. Hay personas que son muy objetivas, que sólo buscan mejorar un pequeño defecto y sólo eso, aunque se pudieran cambiar más cosas, en ese caso, nosotros si objetivamos, cambiamos sólo esa parte, con lo que el paciente está encantado, aunque sus familiares y amigos le aseguren que no notan la diferencia, pero nosotros le hemos quitado el pequeño defecto y el paciente está fenomenal. Por otra parte, hay personas que buscan un cambio más marcado. Cuando ya pasamos a hacer un cambio muy contrario a la deformidad suya, que pasa de ser normal a ser inestético por el excesivo cambio, en ese momento nos preocupamos un poco más, porque es posible que el paciente no esté en condiciones óptimas de cirugía desde el punto de vista psicológico.
¿Qué se haría en esos casos?
Habría que volver a planificarlo, a entrevistarlo y en el caso en el que exista alguna laguna con respecto a la decisión quirúrgica, sería interesante hacer una terapia psicológica con el paciente.
¿En Castilla y León tenemos muchos casos de personas con deformidades faciales?
Sí.
¿Todas son tratables?
Sí, en general sí. Actualmente, los resultados de las deformidades faciales sean congénitas o adquiridas, a medida que pasa el tiempo y la experiencia aumenta en los cirujanos, son mejores.
¿Dónde está el límite o no lo conocemos todavía?
Teóricamente, dentro del mundo de la ciencia no hay límites. Seguramente, en un margen de tiempo se podrán hacer huesos genéticamente, introduciendo la información en las células óseas, para que vayan haciendo un hueso con una medida especial, pero estamos hablando de un futuro lejano. Ahora se están haciendo crecimiento celulares propios. Hay muchos avances que se podrán aplicar en un futuro.
¿Qué importancia le damos a la belleza?
Actualmente, mucha. No tanto a la belleza, porque no creo que sea un concepto a seguir a toda costa. Hay un canon de perfección, de medidas,… y hay otro que es el ser una persona normal, no fea, no guapa,… lo que hay que conseguir es una proporción de todos los procedimientos que se pudieran hacer a nivel quirúrgico para sacar partido al aspecto, al canon, a la estructura que tiene la cara, en este caso, de un paciente. La belleza en sí no debe ser un fin estricto, porque el querer ser así a toda costa, va a provocar problemas psicológicos.
Usted tiene dos clínicas privadas. ¿Le ha llegado alguna persona con una fotografía diciendo que se quieren parecer a un actor o personaje público?
Sí, claro. Nos han llegado pacientes con fotografías que quieren tener los labios o la nariz de un actor o actriz determinado.
¿Qué le dice en esos momentos?
Depende. Por ejemplo, cuando un paciente no tiene casi labio y quiere ponérselos diez veces el suyo, le explico que el labio es una estructura móvil y si le aumento lo que ellos me piden, no le puedo aumentar la estructura móvil, sino la rígida, porque su estructura móvil está definida por un 10% del volumen final, entonces la inestética es absoluta. Hay que aumentar el volumen del labio, mejorarlo en un porcentaje de un 20% o 25% porque si no pasa a tener problemas de expresión muscular. Si un paciente quiere hacer algo que no veo, le explico que no es el sitio adecuado para hacer esos procedimientos.
Cuando vamos buscando reformar una parte de nuestra cara, ¿tenemos en cuenta que quizá haya que retocar más partes de nuestro rostro?
En general no, aunque ahora tienen muchas más formación. Hay veces que quieren hacerse la nariz y la nariz es una estructura dentro de una cara, entonces la modificación de una nariz tendrá que ver en la planificación con todas las características de su cara. Por ejemplo, cuando tiene una nariz aguileña y un mentón retrasado, haciendo una cirugía en la nariz y una pequeña en el mentón, el resultado se multiplican en beneficio del paciente.
¿Cómo envejece la piel después de haberse hecho una operación de cirugía estética?
La piel envejece de una manera natural, porque los abordajes que se hacen, las partes por donde se trabaja ahora mismo en los conceptos de rejuvenecimiento facial, se hace manteniendo las estructuras completas. Al principio, hay un componente fibroso de cicatrización, como todo procedimiento que se hace en el cuerpo, pero luego el envejecimiento sigue siendo convencional.