Opinión

Contradicciones

antonio julian martin cortada
Antonio Julián Martín.

[dropcap]D[/dropcap]ías atrás un compañero ha hecho pública una carta en la que reflejaba valientemente una situación alarmante, algunos pacientes no podían acceder a determinados tratamientos necesarios para su salud, pues los escasos recursos que disponían él y su familia los priorizaban para comer, pues la cuantía de la medicación prescrita que debía pagar le llevaba gran parte del exiguo presupuesto mensual disponible.

A partir de este planteamiento empiezan a aparecer varias contradicciones:

En la época de crisis en la que estamos en vez de aumentar las ayudas sociosanitarias a los desfavorecidos las disminuimos y aparecen las restricciones, los copagos etc.

La cantidad a pagar de esos fármacos es la misma aunque la renta personal de los individuos sea distinta, esa diferencia es de miles de euros anuales en determinadas situaciones, pues no todos los que cobran prestaciones mínimas están exentos del pago de medicamentos.

Hay pacientes que pueden acceder a técnicas caras (diálisis, intervenciones en vasos coronarios…) que las cubre el sistema sanitario público, pero no tienen para pagar medicamentos para que esos procedimientos sean efectivos.

[pull_quote_left]Hay pacientes que pueden acceder a técnicas caras (diálisis, intervenciones en vasos coronarios…) que las cubre el sistema sanitario público, pero no tienen para pagar medicamentos para que esos procedimientos sean efectivos[/pull_quote_left]No siempre es aceptable la excusa de que hay medicaciones más baratas. El seguir criterios de calidad según las guías clínicas existentes, en determinados casos obligan a su cumplimiento, pues de lo contrario crearíamos una situación de inequidad entre los que pueden pagar los fármacos más caros y los que no.

El consejero asegura, muy en su papel, que es un caso puntual. La realidad es que los profesionales sanitarios (médicos, enfermeros y, sobre todo, los trabajadores sociales) nos encontramos frecuentemente con situaciones parecidas en nuestro quehacer diario. Ese es el quid de la cuestión, si el que gobierna y gestiona no reconoce el problema, cómo lo va a solucionar.

El dilema es: o le hacemos caso al político que dice que todo va a mejor, o le hacemos caso al profesional que se preocupa por la salud y bienestar de sus pacientes.

Ustedes eligen.

Antonio Julián Martín

Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Salamanca

 

 

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