Conversamos con Raúl Rivas y José David Flores Félix en el laboratorio del Área de Microbiología de la Universidad sobre trabajo en equipo, bacterias y la importancia de la investigación
El ambiente de trabajo que se vive en el laboratorio es «muy bueno, porque es difícil conseguir resultados si no existiera un buen clima», explica Raúl Rivas.
¿Cuántas horas pasan en el laboratorio?
Raúl Rivas: Muchas.
Una respuesta poco científica…
R.R: (Risas) Muchas, porque no tenemos un horario fijo de fichar. No solemos ir a comer a casa, por lo que hay días que entramos a las 10.00 y no salimos hasta 12 horas después. Es difícil de cuantificar.
Lo único que tienen controlado y fijo son los horarios de clase, porque está marcados desde principio de curso y el resto del trabajo se organiza alrededor de las clases. «Cuando tenemos huecos libres, organizamos lo relativo a la investigación, sobre todo yo, José David -Flores Félix- tiene menos clases, por lo que está más horas en el laboratorio», matiza Raúl Rivas.
¿El grupo de investigación tiene que tener confianza de saber que no te va a ‘robar’ ninguna idea?
R.R: Por supuesto. Esto es fundamental. Tenemos que tener en cuenta que todos pertenecemos al mismo grupo, todos están bajo mi mando, por lo que depositan su confianza en mí. Ellos tienen plena confianza. Quizá puede pasar, sí, pero, de momento, aquí nunca ha pasado nada al respecto.
Ustedes pueden descubrir patentes que valdrían mucho dinero…
R. R: Sí. Nosotros manejamos dinero público y privado. Las patentes no nos reportan mucho dinero, porque las que tenemos, su explotación, el dinero va destinado a la Universidad, aunque nosotros seamos autores de esas patentes, no revierte en nosotros o, en todo caso, de una manera casi testimonial. Manejamos presupuesto cuando tenemos proyectos y contratos. Es una labor mía tener controlado el presupuesto.
Raúl Rivas y José David Flores Félix acaban de ser galardonados con el premio de investigación Julián Sánchez ‘El Charro’, gracias al trabajo que estudia bacterias aisladas de monumentos y canteras de areniscas mirobrigenses. Quisimos conocer si ‘sus bacterias’ sólo se podían utilizar en la piedra de Ciudad Rodrigo o también se podían emplear en la Villamayor. «En principio, nos hemos centrado en la Ciudad Rodrigo, porque es una ciudad con mucho patrimonio, la tenemos cerca,… consideramos que los monumentos tienen un cierto peligro y nos pareció que era interesante y creíamos que podíamos ayudar. Además, es una piedra muy característica, no es como la de Villamayor, pero sí tiene similitudes. Por esta razón, si que podría ser extrapolable a la de Villamayor», explica Rivas.
¿Qué tienen que tener de especial las rocas?
José David Flores Félix: Tienen que tener un componente carbonatado, que es lo que hace la bacteria, crear carbonato cálcico. En el caso de la arenisca de Villamayor no tiene ese componente carbonato cálcico, pero tiene una naturaleza sedimentaria, tiene muchos poros que podrían ayudar a hacerla más íntegra y resistente frente a agentes ambientales adversos.
Raúl Rivas: No lo hemos probado en la piedra de Villamayor, pero consideramos, por nuestra experiencia, que estas bacterias podrían servir y si no son éstas, se podría hacer otro estudio para conocer cuál es el camino.
Tenemos la curiosidad de si ayudarán a ‘eliminar’ los grafitis que estropean tanto estas piedras al ser eliminados. «Las bacterias lo que hacen es regenerar la piedra, el material que generan es similar al que tiene el monumento, pero si vuelven a pintar encima, habrá que eliminarlos de nuevo«, explica Rivas.
¿Son ‘trabajadoras’ sus bacterias?
J.D.F.F. Es un proceso continuo. Las bacterias generan carbonato cálcico según crecen. Es decir, si tienen condiciones adecuadas, principalmente el factor limitante en la roca es el agua, si lo tienen van a seguir creciendo y generando ese carbonato cálcico. No es un proceso ni inmediato, ni instantáneo. Vas a aplicarlo y vas a ver poco a poco como se va a ir formando. Esto lo que nos permite es hacer sucesivas aplicaciones de los productos para que se alimenten, por lo que se van a ir regenerando poco a poco.
¿Qué proceso siguen?
R.R. Aislamos y seleccionamos las bacterias en los puntos en los que van a ser aplicadas. Si queremos tratar una piedra de Ciudad Rodrigo, un buen objetivo es buscar las bacterias en Ciudad Rodrigo, porque están aclimatadas al clima. Si traemos una bacterias estupendas de Sevilla, en cuanto lleguen las primeras heladas, se mueren.
¿Son dos apasionados del arte?
R.R. A mí me gusta el arte, en general. Me gustan mucho las humanidades.
J.D.F.F. A él más que a mí.
¿Van a trabajar con canteros una vez que se regenere la piedra?
R.R. Sería interesante, pero eso ya no es una cuestión nuestra, es de las instituciones. Si ellas están interesadas, podemos aplicar las bacterias donde les parezca más significativo. Si nos indican una renovación o una conservación de una parte del monumento, nosotros le podemos dar ahí. Por propia iniciativa, nosotros no podemos llegar al monumento y aplicar las bacterias.
J.D.F.F. Lo que hemos buscado es que las capas nuevas que se han creado por la bacteria no sean muy vistosas. Es decir, que formen una capa, pero que sea lo más discreta posible y no afecte al conjunto del monumento. Esto es importante, porque nos hemos encontrado con bacterias que crean una estructura muy grande, pero demasiado vistosas, que afean el conjunto en sí.
R.R. También nos hemos encontrado bacterias que pigmentan la piedra, por lo que tampoco nos interesa.
¿Cuándo se puede poner en práctica?
R.R. Podemos ponerlo en práctica ya. Necesitamos conocer qué se necesita y en qué cantidades, porque una cuestión es hacer una intervención sobre un metro cuadrado y otra sobre una fachada.
Una vez que les comuniquen que pueden actuar en un especio. ¿Llevan las bacterias?
J.D.F.F. Sí, el proceso es tener una roca, ver que microorganismos se presentan en ella, porque en un gramo de roca hemos llegado a encontrar 200.000 bacterias.
R.R. Por esta razón tenemos que seleccionar las buenas y las que tienen características ideales.
J.D.F.F. En el laboratorio conseguimos una cantidad importante de bacterias una vez que se han seleccionado para que sea esa en concreto la que ejerza la acción, para que no se enmascare con ninguna otra.
R.R. La aplicamos en gran cantidad, porque sabemos que es la ideal y que no es patógena ni para la roca, ni para los animales, ni para el ser humano, ni para vegetales…
¿Cuánta motivación le ha dado el premio?
R.R. Mucha. Siempre gusta recibir reconocimientos de este tipo. Ayuda a creernos que lo que hacemos tiene sentido, interesa al público y a las autoridades, porque hay ocasiones que puedes realizar una investigación muy buena, pero no tiene un interés social, aunque en el futuro pueda tenerlo, en este caso tiene un interés inmediato.
¿Creen que se tenía que potenciar más la investigación?
R.R. Desde mi punto de vista, la investigación es el motor de desarrollo de los países, es lo que hace sacar nuevos productos al mercado desde medicamentos, alimentos, estrategias medioambientales, energéticas,… Y esto sólo lo da la ciencia, con investigación y desarrollo. No hay inversión más rentable que la del conocimiento. Al igual que es importante enseñar ciencia desde pequeños.
1 comentario en «Investigadores salmantinos cultivan bacterias que regeneran monumentos»
Enhorabuena campeones…sois la fusión «Messi-Ronaldo».
¿Se puede montar ya una fábrica de cría de bacterias en Ciudad Rodrigo?…Por dinero…que no se deje de hacer…
Ideas para sacar dinero: Llenar el suelo de la Plaza Mayor de Ciudad Rodrigo con billetes de cinco euros y cada 500 euros, una acción de una SA en la que pueda participar todo el pueblo.
Si no sale bien…total 5 euros es menos que la comisión trimestral de los Bancos…si sale bien…pues a montar franquicias en Salamanca….y si sigue saliendo bien…por todo el mundo.
Por estas cosas se dice que el crecimiento económico no especulativo depende de la I+D+i+i´+i¨¨…¿Hablamos?