Rienda suelta tras los exámenes

Enero y febrero, para muchos unos meses tranquilos después de la temporada navideña, quizá para hacer escapadas a la nieve o con la cabeza puesta en San Valentín o Carnavales, son los peores meses en la vida de los estudiantes. La temporada alta de los exámenes. Miles de estudiantes de Salamanca pasan los días encerrados en sus casas, estudiando para los exámenes finales del primer semestre y soñando con el momento de terminarlos y volver a ser libres. Pero, ¿qué es lo que van a hacer cuando eso suceda?

La gran mayoría de los estudiantes, independientemente de la carrera, están deseando terminar para dar rienda suelta a su libertad en la noche salmantina. Por algo nuestra ciudad es famosa por albergar la mejor fiesta. “Básicamente pienso solo en descansar y en la juerga que me voy a pegar después de exámenes”, comenta Camilo Herrero, estudiante de Historia. Salir de fiesta y beber alcohol es el objetivo número uno de muchos estudiantes, una forma de desinhibirse tras un largo tiempo de dedicación exclusiva a los estudios, además de celebrar un posible éxito.

Pero esto no es lo único en lo que piensan los estudiantes. Descansar y desconectar es otro de sus objetivos. “Me gustaría relajarme un poco”, cuenta Esther Azores, estudiante de Magisterio en Ávila, “disfrutar de mis amigos y mi familia”. Después de tanto tiempo con la mente puesta en los exámenes, lo único que quieren es no pensar más en ello y dedicarse a disfrutar de momentos sencillos junto a sus seres queridos.

Muchos de los estudiantes de Salamanca vienen de otras provincias o municipios y lo único que están deseando es relajarse regresando a su tierra natal, visitando a su familia y a sus amigos de toda la vida. Volver junto a quienes más te apoyan puede ser la mejor manera de desconectar y superar el estrés sufrido durante una época tan exigente como es la época de exámenes finales, en la que los jóvenes se juegan todo y muchas veces se sienten fuertemente presionados, con temor de resultados negativos.

Viajes

Para aquellos que son del lugar en el que estudian, una de las opciones es viajar por cortos periodos de tiempo. A la capital, al pueblo familiar o para hacer una pequeña escapada son las opciones más buscadas. “Por mi parte, me gustaría hacer escapaditas a distintos parajes naturales de Castilla y León”, afirma Beatriz Fernández, estudiante de Biología. Las actividades al aire libre son, también, opciones preferentes. Quizá los largos periodos de encierro entre cuatro paredes o bibliotecas hacen a cualquiera tener ensoñaciones con paisajes abiertos y aire fresco.

Otros chicos, además de los viajes o las noches de fiesta, también están deseando terminar sus exámenes para reunirse con sus amigos, ir al cine, salir a cenar o volver a las actividades que dejaron a un lado como el deporte, actividades culturales o cursos de idiomas. Vamos lo propio de cualquier joven. De hecho, para muchos estudiantes los propósitos de Año Nuevo empiezan ahora. Nuevo semestre, nueva vida.

Sin embargo, no todo son buenas noticias. Y es que muchos de los estudiantes de Salamanca no pueden disfrutar de todas estas cosas. Vuelta a las clases, comienzo de prácticas, trabajos a media jornada o, sencillamente, no disponer de días libres, se convierten en sus mayores obstáculos. “Yo no tengo vacaciones”, se queja Sergio Lahera, estudiante de Químicas que trabaja como profesor de baile en la academia Timbalea, “cuando debería estar de vacaciones por la Usal, tengo que currar, y cuando tengo que estar de vacaciones por el curro, tengo que estudiar”. No solo a muchos de estos estudiantes no les dan más de un fin de semana de descanso antes de las clases, sino que muchos de ellos tienen que compatibilizar sus estudios con el trabajo.

Por otro lado, los caóticos horarios y calendarios de exámenes de las universidades no coinciden entre las distintas facultades, por lo que los estudiantes, en la mayoría de los casos, no pueden disfrutar de días libres con sus amigos porque estos no coinciden.

Finalmente, el tiempo esperado de fin de exámenes llega y apenas pueden disfrutarlo. Y eso por no hablar de si tienen que presentarse a las recuperaciones.

Texto: Paula Castro Morán