Opinión

La llave (Y tres)

 

[dropcap]R[/dropcap]ejas de cuna, de cárcel, de jaula, puertas de corral, vallado para gallinas, águilas que no saben que lo son, perros, pastores… Nidos, camas, rinconcitos mágicos de estrellas… Seguridad, control, seguridad de controlar, control de la seguridad… Libertad.

Detrás de toda afirmación no hay más que una interpretación. Y estas no son ni acertadas ni erróneas. Son interpretaciones. Basadas en la percepción. Lo que percibes es real. Lo que decidamos que sea real será lo que tarde o temprano terminaremos por percibir. Si has visto La vida es bella lo habrás podido comprobar. Si no la has visto, hazlo. Agridulce muestra de cómo se puede ser libre en cautiverio.

¿Dónde está la llave de la libertad? Mira en tu bolsillo. Mira en el cajón de la mesilla de noche.

Libre para hacer de tu yo ordinario un yo extraordinario. Basta con que decidas crear tu propia realidad. Como te decía antes eres tú quien tiene capacidad para individualizar la receta que se te propone desde fuera. Basta con que te discutas hasta que te venzas o te rindas a tus evidencias. A tus quereres y tus poderes. Casi siempre son coincidentes. Casi nunca coinciden si no los citamos a ciegas, si no los engañamos para  que aparezcan cada uno por su lado, sin decirles que la otra parte también va a acudir a dicha cita.

Creamos nuestras realidades. Todo lo que para ti es cierto tiene mil lagunas en cuanto lo pasamos por el microscopio. Quizá por eso no gustemos de discutir. Porque nos discute. Quizá por eso no nos guste cuestionarnos. Porque el resultado es que terminamos siendo cuestionados.

¿Y qué? Colón (por simplificar, quizá le robó el argumento a algún loco medieval) se cuestionaba que la tierra no era un planeta sino un redondeta. Se encontró con América de causalidad (la -u- está en el lugar correcto, el nuevo continente se interpuso en su camino). Las cosas no le salieron como lo tenía previsto, lo que descubrió fue por accidente, pero si estaba seguro de que las cosas no eran como se decían. Rompió una regla, creó una realidad y la vendió a tantas personas como pudo hasta que encontró mecenazgo. El resultado de un grosero desconocimiento fue simple: Cambió la historia.

Tú igual. Puedes decidir cómo quieres que sean las cosas. Puedes crear tu burbuja de realidad, con una membrana inexpugnable. No esforzarte por construir esa realidad que te empuje a tu máxima expresión tiene una única contraprestación. Que rebotes de una a otra realidad ajena. La de tu jefe, la de tu marido, la de tu mujer, la de tus hijos, la de los políticos que te representan, la de los que no, la de tu barrio, la de tu ciudad, la de tu país… Da igual. La pregunta es si te importan más que la tuya.

¿De qué película quieres ser protagonista?

Cuando compras un candado o una puerta la llave suele venir incluida. Úsala. Gírala. Sal. Eres libre. Exprímete. Agítate.

Más información en: moveyourself-coaching.com

 

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