[dropcap]A[/dropcap]sí a lo loco, me atrevo a escudriñar tu mente: Procrastinas más que uno que procrastinaba mucho. No confundir la procrastinación con la vaguería. Quizá sea cierto que todos los vagos son procrastinadores pero no todos los procrastinadores son vagos.
Si fueras vago o vaga, se te podría definir como una persona perezosa, poco trabajadora, desocupada, sin oficio o mal entretenida. No lo digo yo, lo dice el diccionario de la Real Academia de la Lengua. De acuerdo, esas no son las características que te adornan. Pero en aquello del procrastine no tienes rival. El mejor procrastinador del mundo, en el mejor de los casos, podría llegar a empatar contigo. Verás:
Cuando el 2 de enero decidiste posponer ese plan que te juraste dos días antes porque, total, cayó en sábado y el sábado es fin de semana y va justo antes del domingo y luego ya si eso lo dejo para el lunes… Procrastinaste… si en algún momento te pones a ello.
Procrastinas cuando optas por hacer una cosa en lugar de otra que es prioritaria. El puesto de privilegio que otorgan la urgencia, la necesidad, la eficiencia o la lógicasubobjetiva es asaltado a la fuerza por algo más liviano, más cómodo, más divertido, más asequible… Esto garantiza que en un acto de conciliación contigo no podrás decir que vagueaste. Hacer, hiciste. Peligro de mediaverdad.
Quizá tengas suerte y puedas solucionar el conflicto en ese acto de conciliación. Digo suerte y me refiero a la buena. Si no tienes de esa, o tienes de la mala habrá juicio y allí será complicado defender que en lugar de terminar aquel trabajo que tenías que entregar al día siguiente estuviste limpiando el coche, en la peluquería o buscando la mejor oferta de internet para el crucero de las próximas vacaciones.
Es cierto. Debías hacer todo eso. Tanto barro tenía el coche que apenas se podía distinguir la matrícula, pueden denunciarme. Realmente tengo que arreglarme el pelo, parezco cualquier cosa, seguro que en el trabajo piensan que no merezco el puesto. Todo el mundo sabe que es mejor cerrarlos viajes con tiempo, resulta más barato y fácil encontrar la plaza que necesito para ese merecido gran viaje anual.
Te llevo a un extremo: Te despiden por no entregar el trabajo en tiempo. No te han comprado la aritmética (Hiciste tres cosas en lugar de una). A la calle con ese bonito peinado y el coche reluciente. Lo de las vacaciones ya lo iremos viendo.
Ahora el otro extremo: No te despiden. No te han exigido presentar en el día acordado el trabajo que aparcaste circunstancialmente. Recoge tus trastos del día, móntate en el coche reluciente, aprovecha y deléitate con tu nuevo look en el retrovisor y de vuelta a casa fantasea con ese crucero que te espera en unas semanas o meses. O mejor no. Termina el trabajo que debiste entregar por la mañana.
El orden sí importa. Prueba a ponerte los zapatos antes que los calcetines.
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