Real Monasterio

El claustro mudéjar de las Claras.

[dropcap type=»1″]L[/dropcap]a observancia y los votos de pobreza y humildad de las clarisas salmantinas fueron a peor cuando en el siglo XV el convento pasó a ser “Real Monasterio”. Su potencial económico y social llegó al cénit a mediados del siglo XVI, años en los que profesaba en él Isabel Maldonado.

 

Isabel era piadosa al igual que su cuñada, la conocida como la “Perfecta Casada”. En esta obra de fray Luis de León se refleja el modo de vida de esta mujer que, seguramente, mantuvo una relación estrecha con su cuñada clarisa. Cuando la hermana del comunero entró en el convento iban muy adelantadas las obras de reconstrucción del nuevo monasterio, la iglesia y las dependencias que habían sido destruidas pasto del fuego. Solamente se salvaron de las llamas tres altares, un Cristo y parte de las pinturas murales que comenzaron a pintarse a finales del siglo XIII.

[pull_quote_left]De la época en la que Isabel permaneció en el convento se conserva el artesonado que hoy podemos contemplar en el Museo de la Madera del monasterio[/pull_quote_left]De la época en la que Isabel permaneció en el convento se conserva el artesonado que hoy podemos contemplar en el Museo de la Madera del monasterio, algunas puertas y ventanas góticas, a medio tapiar, y el artesonado morisco del claustro. El resto del monasterio es posterior, pero todavía queda en el jardín, en el interior del claustro, dos encinas, una de ellas seca, que se remontan a los años de la fundación. Pertenecían a una zona adehesada, deshabitada, intramuros de la ciudad, que las clarisas respetaron al construir su cenobio.

Rodrigo de Messia, “el mozo”, y su esposa doña Mayor, mandaron construir el palacio de la Salina. Sus restos mortales reposan en algún lugar de la iglesia de las claras de Salamanca.

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