[dropcap]A[/dropcap]tajar es encontrar un camino más corto y directo. Conlleva salir de la autovía, carretera, camino o senda y marchar campo a través. Y de paso ahorras tiempo. Todo ventajas. O no. O no, porque si te digo que se me han caído las gafas dentro de mi taza de café y no se han mojado puedes decirme que te estoy mintiendo y no será así.
Déjame que te hable de mi amigo Pérez y de sus cosas, un tipo que no te dejará indiferente.
Tiene un cuñado que vive sólo en su coqueto apartamento de la décima planta de un moderno edificio inteligente. Cada mañana acostumbra a coger el ascensor para ir al trabajo. Cuando vuelve a casa siempre repite la misma operación, sube en ese mismo ascensor hasta el séptimo piso y luego por las escaleras los tres restantes.
En una ocasión decidió hacer un viaje con un amigo. El plan era ir desde Nueva York hasta Los Ángeles. Lograron un récord mundial sin que ese viaje fuera ni el más rápido ni el más lento. 5.375 kilómetros y 18 días por carreteras normales, tan normales como ellos mismos. Hay quien no le cree por supuesto.
Otra historia que no para de contar es la que le sucedió cuando entró en un bar y solicitó al camarero, con la exquisita educación que le caracteriza, un vaso de agua. El camarero, ni corto ni perezoso, sacó una escopeta de debajo de la barra y le apuntó a la cabeza, a lo que Pérez respondió con un sonoro y sincero ¡Muchas gracias! justo antes de salir.
Entre sus mejores anécdotas está la de la vez que se dio cuenta, después de llevar empujando un buen rato su coche hasta un hotel, que estaba en bancarrota.
El mítico Pérez es así. El pasado mes de febrero fue padre de dos niños que habiendo nacido el mismo día del mismo mes del mismo año no eran ni gemelos ni mellizos. Y a la misma hora. Justo dos meses después de haber encontrado en el jardín de su casa unos trozos de carbón, una zanahoria y un sombrero sin que nadie los pusiera allí.
Quizá no puedas encontrar una explicación “lógica” a las historias de Pérez. Es porque estás cogiendo el atajo del pensamiento “lógico”.
Ese que te impide ver al cuñado de Pérez tan bajito que sólo alcanza a pulsar el 7. Ese que no te propone organizar un gran viaje conduciendo marcha atrás. Ese que no te invita a suponer que tenía hipo cuando pidió el vaso de agua en el bar. Ese que no te hace imaginar que el coche y el hotel estaban sobre un tablero de Monopoly o el que no te facilita pensar en un muñeco de nieve derretido un mes antes de que su esposa diera a luz trillizos.
Por cierto, ¿Has pensado en una taza de café sólo o con leche? En café en grano o molido no ¿Verdad?
Vaya usted a saber…
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