Los extras de cine de Salamanca

Un extra (o figurante) en una película: tal vez aparezca en escena, incluso en un plano principal, es posible que con un gesto relevante o hasta una frase… o sólo se busque y se busque cuando la película comience a proyectarse, se busque y se busque… y no se encuentre. Los extras son imprescindibles en cualquier rodaje que se precie y fueron unos cuántos los grandes de Hollywood que empezaron por ahí. Vamos a verlo.

300 extras necesita el rodaje de la serie que, en Salamanca, recreará la Verona de Romeo y Julieta a partir del 25 de abril. Figurantes que harán, casi en su totalidad, de ‘relleno’, dándole cuerpo, forma, credibilidad y ambiente a la ciudad del XV que pergeñó Shakespeare; alguno de ellos, no obstante, tal vez tenga suerte y… Pero no adelantemos acontecimientos y más bien repasemos juntos la historia de estos imprescindibles cuando la claqueta cae y alguien grita ¡¡acción!!

En 1965, con Nueve cartas a Berta (película rodada intrínsecamente en Salamanca) el equipo de Basilio Martín Patino llegó a colgar anuncios buscando con celeridad protagonistas para el metraje. Y lo hizo de la siguiente forma: «ESCENA I. Calle del Colegio Residencia de Mary Tere. EXT. DÍA. Mary Tere es una muchacha con aspecto de haber terminado recientemente el bachillerato en un colegio de religiosas: graciosa, guapa, muy atrayente, vestida como corresponde a su condición de estudiante de 1º de Filosofía y Letras… SE AGRADECERÍA a las chicas interesadas una visita a Galileo, 102, 1º centro, de 5 a 10. URGENTEMENTE». Al final, la elegida para Mary Tere fue Elsa Baeza.

Estamos en noviembre de 1991 y también en Salamanca. La misma productora que ahora ayudará a recrear Verona se encargó entonces de la contratación de figurantes para 1492. La conquista del paraíso, que dirigió Ridley Scott y trajo a la capital charra al señor Gerard Depardieu. La prensa publicó el siguiente anuncio: «SE NECESITAN EXTRAS. Para selección día 19 y 20, hombres de 30 a 50 años. Día 21, hombres con barba. Día 22, mujeres de 30 a 50 años. Lugar: antigua Sala Municipal de Exposiciones, calle La Rúa (frente Casa Las Conchas). Horario, de 17 a 20:30 horas». Y ahí se presentaron más de un millar de personas. Fue una gran producción.

Fuera de Salamanca

Ahora, que si hablamos de extras y de alardes en masas y masas, ninguna película ha superado lo que movió Gandhi. La cinta, del año 1982, utilizó más de 300.000 personas en la escena del funeral (por cierto, en Salamanca se rodará en unas semanas el funeral de Romeo y Julieta…); para ello, publicaron numerosos anuncios en la prensa de Nueva Delhi, donde se filmó la secuencia… y se quedaron algo cortos porque el equipo del largometraje buscaba 400.000 personas. De todo este ‘mogollón’ de figurantes, la inmensa mayoría (200.000) trabajó gratis en el rodaje, algo no habitual porque los extras cobran. Y trabajan contratados.

Eso es lo que debió contemplar muy al detalle Peter Jackson con su trilogía de El señor de los Anillos: como contrate (pensaría) me arruino a extras… Y, claro, inventó la figuración digital. En sus inmensas, magníficas y ultraterrenas batallas aparecen 200.000 figurantes… por ordenador, si bien es cierto que fueron hasta 20.000 extras de carne y hueso los que movieron estas tres películas en su conjunto.

Sólo nos queda un punto curioso que repasar, punto que empieza por una pregunta a responder: ¿Puedes llegar a convertirte en un actor famoso empezando como figurante?... Pues sí. Y hay más de un caso, de dos y de tres. Bruce Willis, por ejemplo; ¿que con quién se lanzó a la piscina del séptimo arte? Pues nada más y nada menos que en plan extra junto a Paul Newman; estamos hablando de la película The Veredict, año 1982 (Newman, Charlotte Rampling y James Mason a las órdenes de Sidney Lumet).

Un caso más: Sylvester Stallone. Fue con Woody Allen y en Bananas cuando recibió el verdadero pistoletazo de salida que le catapultó al rango de icono. Y otro muy muy significativo: la enormemente bella Ava Gardner tuvo que aparecer hasta en una veintena de películas como extra antes de empezar a dejarse ver de verdad; en Babes of Broadway (Música y Juventud, 1941) aparece al final del metraje y lo hace sonriéndole al protagonista como sólo ella sabía hacer. El protagonista (qué cosas) era Mickey Rooney, que fue su futuro marido.

En fin, ¿quién se resiste a un extra? De obligado cumplimiento es ponerlo en su película. Tal vez si tiene suerte, señor director, se le cuele una estrella… y de las rutilantes, que dicen en Hollywood.