[dropcap]C[/dropcap]uatro lo ha vuelto a hacer: en la noche del domingo pudimos volver a “disfrutar” de uno de sus nuevos programas a caballo entre Realitie Show e Info Show.
Cinco jóvenes que se encierran en un convento para decidir si quieren o no iniciarse en el noviciado después de seis semanas de dura convivencia. Hasta aquí podría parecer todo correcto, si no tuviéramos en cuenta el tipo de programa que han hecho llegar a la mediana pantalla. Y les cuento:
Una de las jóvenes tiene novio. Sí. Y le acompañó hasta la puerta del convento. Otra de ellas es del Camino Neocatecumenal y ha tenido que esperar a que salga un formato televisivo para abrazar el camino de Dios. Otras dos son hermanas y aseguran “tener una sensibilidad especial”. Y la última, una mallorquina en quien ni su madre confía.
Parecen los ingredientes perfectos para una secuencia que bien pareció una mala película de los sesenta y en la que el guión queda al descubierto. El momento más traumático de las jóvenes: desprenderse de su Smartphone.
¿Ha llegado la televisión a su punto álgido? ¿Está en declive el formato? Pues, sinceramente, creo que sí. El estreno coincidió con la gala de GH Vip en la que, ufanos, presumieron de llenar hace unos días Callao de gente pidiendo que ganara Carlos Lozano.
Y así va España. Sin gobierno y a la deriva. Un país en el que el mal del otro vende más que el último libro del Pérez-Reverte.
2 comentarios en «‘Quiero ser monja’ o cómo perder la noche del domingo»
Creo que el punto de vista que yo tengo es completamente distinto. Leyendo críticas del programa por parte de personas pertenecientes al mundo religioso, supieron tratar el tema de la clausura de una manera muy correcta y sin sobrepasarse. Por otro lado, lo de la manifestación de GH lo veo totalmente lícito y no creo que tengan la culpa los seguidores del programa de que este país esté sin gobierno. ¿Queremos que en la televisión sólo haya documentales de animales? Pregunto.
Apertura de mente, señores. Diversidad en la televisión y que cada uno vea lo que quiera, que la oferta es muy amplia.
Está claro que somos lo que votamos y consumimos. Así nos va