Javier Bodego, delegado de Bomberos en Acción, ha contado su experiencia como voluntario en la ayuda a los refugiados sirios, tanto en la isla de Lesbos como en la frontera con Macedonia. Ha asegurado que los responsables del problema humanitario son los empresarios que venden armamento a los países en conflicto y hacen un llamamiento a los ciudadanos para que colaboren con la causa.
16.000 personas esperan en la frontera de Macedonia, en el campamento de Idomeni. No es que tengan esperanza de que abran la frontera, pero no tienen alternativa. Según cuenta el bombero, han pasado meses caminando hasta allí, tratados “como animales” por parte de las mafias turcas, y se encuentran en campos de detención y con una situación en la que Europa no ofrece ninguna ayuda y se ven obligados s subsistir exclusivamente gracias a la labor humanitaria.
Javier Bodego cuenta que el acuerdo entre Europa y Turquía no se está cumpliendo, pues cada día llegan entre 2 y 3 embarcaciones llenas. Los bomberos voluntarios les ayudan desde un puesto de mando medicalizado en Idomeni desde el que atienden al día entre 100 y 150 personas. Además, Bodego denuncia que se están realizando asesinatos y diferentes atropellos por parte de los guardacostas turcos.
Muerte
“A nivel personal me parece vergonzoso que nuestros mandatarios estén dejando morir a personas como nosotros”, ha denunciado el bombero. Y es que los refugiados sirios son personas de clase media a los que, asegura, “no debemos tener miedo” pues no van a suponer un problema si llegan a España. Exigen al gobierno que cumpla con acoger al número de personas pactadas y piden a la población que no tenga miedo de que estas personas lleguen. Saben que Salamanca está siendo solidaria pues se ha demostrado en la recogida de materiales para enviar a Grecia, y hacen un llamamiento para recaudar dinero y poder enviar esos contenedores a las zonas afectadas.
Sin embargo, Javier Bodego no culpa a las autoridades de este problema ni a los ciudadanos europeos, sino a los empresarios que se dedican al negocio del armamento. “Hasta que no se ponga coto al movimiento de armas, Siria va a seguir igual”, ha declarado, y alarma de que entre los refugiados sirios hay jóvenes que están viendo que Europa no les ayuda y que “esta actitud no nos va a salir gratis”, pues pueden ser atraídos por grupos terroristas y hay peligro de que terminen siendo quienes pongan bombas en Bruselas.
Texto y foto: Paula Castro Morán
