[dropcap type=»1″]P[/dropcap]ara recordar al pellejero Villoria o Valloria qué mejor que acercarnos a lo alto de la Peña Celestina para desde allí imaginar el encintado de tenerías que junto al río se dedicaban a curtir pieles, oficio que ejercía el más vehemente de los comuneros salmantinos.
Con frecuencia los médicos se tienen que enfrentar con la depresión y con sus más funestas consecuencias: el suicidio. En cada ciudad o pueblo responde a un ritual preestablecido asumido por la colectividad. Los salmantinos inmersos en la desesperación, cuando veían todo perdido, se trasladaban, como si estuvieran imantados, hasta la Peña Celestina y desde allí, desde lo más alto de la misma, se dejaban caer al vacío. El Paseo del Desengaño es el camino que discurre desde el barrio de Santiago, donde se encontraban las tenerías, hasta la Judería. Era hasta mediados del siglo XX un estrecho sendero que recibía y recibe el nombre de una de las causas más frecuentes de suicidio: el desengaño.
El pellejero Villoria recorrería, una y otra vez, el entramado de callejuelas de la ciudad pidiendo adhesiones para el bando comunero. Una urbe distinta de la actual, que podemos recrear con los datos que los historiadores nos aportan.
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