[dropcap]R[/dropcap]ecientemente se han dado a conocer unas cifras confidenciales de la red social por parte del diario digital ‘The Information’. Esos datos corresponden a unas estadísticas sobre la información que los usuarios comparten en sus perfiles.
Si eres usuario de Facebook, al igual que yo, habrás notado que la plataforma ha sufrido cambios a lo largo del tiempo (no solo a nivel visual).
El contenido que hace unos años se podía ver casi por completo en la red social no tiene nada que ver con lo que hay hoy en día en los muros de los perfiles de nuestros amigos.
Años atrás las personas publicaba fotos de sus viajes, de eventos especiales, o un gran reportaje cuando se juntaba con sus amigos. Ahora la perspectiva que tenemos (no todos) de las redes sociales es que nos espían. Después de numerosos artículos sobre lo que las redes saben de nosotros, los usuarios han dejado de compartir del modo que lo hacían antes sus actividades.
Si te das un paseo por Facebook, podrás ver «[Nombre] ha compartido una foto/vídeo de [Página]». Las páginas de Facebook que se dedican a divulgar fotografías con frases de ánimo con una imagen conmovedora o vídeos de caídas o animales graciosos han crecido considerablemente porque su contenido cada vez es más visible. ¿Nos sentimos inseguros al publicar lo que hacemos y por eso compartimos contenido ajeno que simplemente nos hace gracia o nos conmueve?
Por otra parte, está la publicidad. Cada vez es más numerosa en nuestras redes. Además de estar más presente es más filtrada. Ahí sí que tenemos motivo para sentirnos observados. ¿No te ha pasado que estabas mirando cosas por Amazon y al meterte en Facebook u otra web con publicidad te sale publicidad del mismo sitio? Las cookies tienen la culpa, pero tampoco es motivo para que tengamos ese miedo de expresar lo que hacemos con nuestras familias o con nuestros amigos. Al fin y al cabo las redes sociales fueron creadas para enseñar al resto del mundo qué hacemos y con quién lo hacemos. No nos tiene que dar miedo a que otras personas puedan verlo. También hay que saber publicar con cabeza a veces, y ante la duda sobre la privacidad, está en nuestras manos decidir quién puede ver ese contenido.