Las cámaras de la cadena norteamericana ABC para la producción Still Star-Crossed tienen todo preparado para grabar en 11 localizaciones de la capital salmantina, entre ellas una iglesia que, a priori, no entraría en las quinielas: Santo Tomás Cantuariense.
Más apartado del casco histórico, el interior de este templo tremendamente singular entrará en el rodaje y por esto de los hilos del destino, tal vez su aparición en la nueva versión de Romeo y Julieta no sea ninguna casualidad. ¿Han oído ustedes hablar de Christopher Marlowe?
El señor Marlowe, eje central de la historia que nos ocupa, fue un escritor británico nacido en el siglo XV con una vida tan singular como la iglesia salmantina. Una vida llena de partes oscuras y leyendas que aún siguen investigando los estudiosos de la literatura. Una vida, sobre todo, vinculada a William Shakespeare.
Pero antes que nada, abramos la puerta de Santo Tomás Cantuariense. La iglesia, claro ejemplo del Románico, es el primer templo dedicado a Tomas Beckett, obispo de Canterbury, fuera de Inglaterra. Sí, la primera iglesia construida más allá de Gran Bretaña honrando a este primado, venerado tanto por católicos como por anglicanos.
La vida de Beckett estuvo marcada por su enfrentamiento con el rey Enrique II, un monarca a quien no gustaba el poder de la iglesia y pretendía imponer su sistema absolutista de gobierno. Las constantes luchas entre ambos acabaron en tragedia: Beckett fue asesinado en el atrio de su catedral en 1170 y, después, reconocido como mártir.
Sólo cinco años más tarde, en 1175, los hermanos ingleses Ricardo y Radulfo fundaron en Salamanca la parroquia de Santo Tomás Cantuariense; eran los tiempos de la repoblación en tierras de la Península ganadas a los árabes.
Viajemos ahora hacia adelante. Estamos en el 1564 y, de nuevo, en Inglaterra junto a Christopher Marlowe. La fecha que consta como su nacimiento es la de su bautizo, un 26 de febrero.
El niño se convierte en un joven inspirado, hábil con la palabra. Dramaturgo y poeta, estudia en Cambridge… pero le niegan la licenciatura por sus «largas ausencias». ¿Qué hacía Christopher Marlowe para ‘pirarse’ tanto de clase en unas aulas tan estrictas? Nada más y nada menos que servir a la reina Isabel de Inglaterra… como espía en Reims, Francia. Y es la misma soberana la que interviene para que el alumno ‘díscolo’ se licencie:
«No es del agrado de la reina que el que ha estado dedicado al servicio de su país se vea difamado por aquellos que desconocen los extremos que lo han tenido ocupado»
Punto y final al debate, y graduación concedida. Después, a partir de este momento, llega la leyenda a la vida de Marlowe. El joven autor se instala en Londres y se dedica al teatro. Escribe obras dramáticas con innegable ingenio, frecuenta los ambientes del ‘mal vivir’, se le acusa de homosexual y ateo… y hace gala de pendenciero. Conoce la cárcel, sabe de qué van los duelos y, al cabo de uno años, tiene una muerte tabernaria y a filo de daga sin haber cumplido los 30. Muerte tan poco probada y tan extraña que ha dado pie a una teoría, conocida como la Teoría Marlowe.
Dice esta teoría que nuestro escritor, noctámbulo, irreverente y fiestero, no habría muerto en tales circunstancias, ni mucho menos. Como en las mejores películas de espías, Marlowe, falseando su fallecimiento, salió de Inglaterra arropado por la mismísima reina.
¿Quién fue Marlowe?
Isabel I habría ordenado sacarle del país para que nadie investigara a fondo sus actividades vinculadas con la Corona, esa otra vida más allá de los líos en los que, como buen farandulero, se metía. Nuestro joven escritor, dado por muerto, dejó las islas británicas rumbo a Francia y, de ahí, partió hacia Italia.
Justo en este momento la historia llega a su punto culminante. Marlowe (está probado) conoció al Shakespeare actor en Londres; según la teoría que nos ocupa, fue realmente Marlowe quien escribió cada una de las obras que William firmó con su nombre… incluyendo Romeo y Julieta.
Investigadores de esta otra cara de las cosas y estudiosos de la extensa producción del dramaturgo inglés afirman que las trazas estilísticas de Christopher Marlowe (que sí le puso su nombre a textos como Fausto o El judío de Malta durante su etapa como escritor en Londres) aparecen muy claras en Ricardo III y, también, en Julio César, Enrique V y, sí, Romeo y Julieta, los amantes de Verona. Y que tal autoría explicaría por qué estas creaciones mundialmente reconocidas tienen tantísima calidad cuando la formación de William Shakespeare era tan escasa.
¿Fue Marlowe el autor de la obra que inspiró Still Star Crossed, la serie sobre los jóvenes amantes italianos que se rodará en Salamanca? ¿Marlowe el mismo que nació en Canterbury, la ciudad a la que está dedicada la salmantina iglesia de Santo Tomás Cantuariense? ¿Marlowe el que vivió en Italia, visitó realmente Verona y conoció la historia (o leyenda) de dos familias enfrentadas? Tal vez nunca lo sepamos, pero lo cierto es que las cámaras, casualmente o no, rodarán un trocito de Inglaterra instalado en Salamanca.
Y lo harán, tal vez, en honor de un gran escritor en la sombra que vivió a las órdenes de una gran reina. Así de magnífica puede ser a veces la Historia.
2 comentarios en «Santo Tomás Cantuariense, Shakespeare, una teoría… y el rodaje de ‘Romeo y Julieta’»
Un artículo muy interesante.
Magnífica exposición sin comprobarse pero posible y sobre todo plausible.
Salamanca tiene una oportunidad de oro para vincularse a la gran cultura en el mundo a través de un gran homenaje a los tres grandes «migueles de España»: Cervantes, Unamuno y Delibes el día de San Miguel de 2016, invitando al mismísimo William MIguel Shakespeare y en su nombre y representación a los alcaldes y Rectores de Cambridge y Oxford.
Salamanca aparecería en el Reino Unido como la Capital Cultural del español y todo lo que ello representa.
¿Harían nuestras máximas autoridades el esfuerzo de hacer posible el homenaje simplemente leyendo en ambas universidades, institutos y colegios obras de estos grandes escritores y firmando una carta conjunta de invitación a los antes citados?.