[dropcap type=»1″]S[/dropcap]alamanca ha conocido a lo largo de su historia cuatro murallas o cercas, y de todas ellas nos han quedado vestigios más o menos importantes que podemos contemplar y reconocer en la actualidad. Los pueblos primitivos que habitaron la provincia de Salamanca, Vacceos y Vetones, construyeron dos murallas en la ciudad del Tormes de las que quedan restos. La más primitiva en el cerro de San Vicente, con poco más de metro y medio de altura. La segunda ha sido encontrada en un solar de la calle de la Rúa y en la zona de la Cueva de Salamanca, en la cuesta de Carvajal. De esta última muralla habla Polibio en su relato de la toma de Helmántica por las tropas de Aníbal, cuando este historiador romano dio a conocer al mundo la gesta protagonizada por las mujeres salmantinas que infligieron una contundente humillación al ejército más poderoso de aquellos tiempos.
Los romanos, aprovechando en parte el trazado de sus predecesores, cercaron la ciudad por tercera vez, y de ello dan fe los muros de la Vaguada de la Palma, de la Peña Celestina, los del paseo del Rector Esperabé, los lienzos con sus cubos de los jardines de Calisto y Melibea y el Visir, y el torreón circular correspondiente al Seminario de Carvajal.
La cuarta cerca, la medieval, abarcó un espacio mayor para proteger a todos los pueblos repobladores que habían llegado con Raimundo de Borgoña. No es de extrañar que dentro de sus muros se encontraran espacios libres que fueron ocupados por huertos, eras y casas con corrales y cortinas.
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