La asociación “Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio” nuevamente ha puesto en conocimiento de las administraciones públicas «la penosa situación» en la que se encuentran algunos de los monumentos de Salamanca los cuales se ven afectados por la lluvia y la humedad ya que no están recibiendo la atención esperada, más si cabe cuando este es un aspecto capital para conservar la piedra arenisca con todas sus propiedades.
“Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio” informó el pasado mes de enero de las deficiencias de los vierteaguas de la Capilla de los Franciscanos y del Palacio de Monterrey que mojaban los sillares inferiores; de la ausencia de un sistema de canalones y bajantes en las iglesias de San Esteban, de San Benito y de San Julián; y de una fuga en el canalón que vertía sobre la portada del Convento de las MM. Agustinas. De todas ellas, únicamente la última ha sido solventada, al parecer, satisfactoriamente.
Tres meses después la Asociación ha informado de una grave deficiencia en el bajante del canalón de la Plaza Mayor situado en la entrada por la Plaza del Corrillo, el cual está mojando toda la fachada, poniendo de manifiesto la precaria situación en la que se encuentra. Además, la parte inferior de dicho bajante no termina a pie de calle o conectándose a la red de alcantarillado, si no que termina a una altura considerable vertiendo el agua sobre los viandantes, lo cual ya había sido denunciado.
También se ha advertido sobre filtraciones que afectan a los arcos de las crujías situadas al norte y al oeste del Patio de Escuelas Menores, muy probablemente debido a la falta de mantenimiento y limpieza, «a pesar de las consabidas consecuencias para la piedra ya que aflorarán las sales que la componen y su estructura se debilitará».
La Catedral
En el caso de la Catedral Nueva, la ausencia de un sistema de canalones y bajantes que recojan el agua de lluvia de las cubiertas, trae consigo, debido a su orientación -al norte- que la humedad permanezca durante bastante tiempo y aparezcan líquenes. Mientras que en el edificio situado en el número 30-32 de la Calle Cervantes un canalón obstruido ocasiona que el agua de lluvia se filtre y vierta sobre la fachada de piedra arenisca, pudiendo llegar a afectar al escudo labrado existente.
La Asociación confía en que las administraciones públicas trabajen «no sólo para iniciar las correspondientes gestiones que sirvan para solventar las deficiencias señaladas, también para establecer un plan específico para este tipo de cuestiones que tienen como motivo central el cuidado del principal elemento constructivo de nuestros monumentos».