[dropcap]E[/dropcap]stoy en estos días elaborando algunos esbozos, todavía sin saber muy bien qué destino tendrán, sobre la vejez de un cierto número de españoles destacados. Y naturalmente aparecen los que nunca llegaron a la vejez, sorprendiendo que entre un centenar de especímenes, haya por lo menos una decena de decapitados, asesinados de muy diversas formas, y fusilados, cuyas vidas voy a permitirme bosquejar muy rápidamente en este artículo.
Los decapitados son el Condestable de Castilla Don Álvaro de Luna y el navegante y conquistador Vasco Núñez de Balboa. Los asesinados de una forma u otra son el General Prim, Don Antonio Cánovas del Castillo, Eduardo Dato, y José de Canalejas; amén de fusilados como Rafael Riego, el Empecinado, García Lorca, y Ramiro de Maeztu.
1.- Álvaro de Luna (1390/1453). Murió decapitado por orden de Juan II
Fue paje del joven monarca Juan II de Castilla y León, de quien muy joven llegó a ser hombre de confianza, para en su momento ser designado condestable del reino. Lo que aumentó el acoso a que le sometió la Nobleza, que acabó dando sus frutos malignos en 1427, cuando el rey decidió desterrarlo. Pero incapaz de gobernar sin la ayuda de su consejero, Juan II le rehabilitó y por entonces Don Álvaro culminó de forma victoriosa una larga guerra con Aragón, expulsó a los infantes aragoneses de Castilla y derrotó a los musulmanes de Granada en la batalla de La Higueruela. No obstante esas victorias, las intrigas nobiliarias promovidas provocaron su segundo destierro en 1438. Y tras el mismo, por segunda vez, el condestable recuperó el poder y venció a la coalición de la nobleza castellana en la batalla de Olmedo (1445), para en 1453, caer de nuevo en desgracia. En la ocasión en que fue juzgado y decapitado en Valladolid. Tenía 63 años y no disfrutó de ninguna vejez a pesar del gran poderío que alcanzó.
2.- Vasco Núñez de Balboa (1475/1519). Decapitado por Pedrarias
Descubridor del Mar del Sur, definitivamente demostró que Colón había descubierto no la India y Japón, sino un nuevo continente. Con una historia previa como conquistador en la Española, Balboa se embarcó como polizón en la expedición a Tierra Firme comandada por Vinuesa. Y tras muchos avatares, el 25 de septiembre de 1513 culminó una de las mayores hazañas de la historia de los españoles en América: el descubrimiento del Mar del Sur, nombre que dieron entonces al ulteriormente denominado océano Pacífico. De esta forma, se abría el escenario del gran océano que según el Tratado de Tordesillas pertenecía a España. Y la idea de navegar por la nueva mar estaba Balboa, cuando llegó a Panamá Pedrarias Dávila, el nuevo gobernador, que le acusó de conspirar contra la Corona, de modo que el descubridor del Pacífico fue juzgado, condenado a muerte y decapitado en Acla: su vida se vio cortada por el frío acero cuando planeaba explorar el vasto Mar del Sur.
3.- Juan Prim (1814/1870). Murió asesinado por querer la democracia
Se integró muy joven en el Ejército para defender el trono de Isabel II desde el comienzo de la Primera Guerra Carlista (1833-40), en la que ascendió hasta coronel. Inclinado a las ideas liberales, se lanzó enseguida a la política como diputado por Tarragona (1841). Apoyó a los progresistas durante el trienio esparterista (1840-43); pero se enfrentó al autoritarismo de Espartero y acabó contribuyendo a derrocarlo. El gobierno progresista que se formó entonces nombró a Prim gobernador militar de Barcelona, con el encargo de reprimir el movimiento revolucionario que perduraba en la ciudad (1843). Prim fue después gobernador de la Isla de Puerto Rico (1847), y se convirtió en la gran figura de la Guerra de África (1860), con las victorias sobre Marruecos de Castillejos y Wad Res, lo que le hizo muy popular en toda España. Participó más tarde en la expedición de México, retirándose de ella al ver el deseo de Napoleón III de instaurar allí a Maximiliano de Austria como emperador. Enfrentado a O’Donnell y Narváez, planteó el destronamiento de Isabel II, lo cual consiguió después de seis intentonas con la Revolución de septiembre de 1869. Ministro de la Guerra en el Gobierno provisional de 1868, en 1869-70 fue Presidente del Consejo de Ministros y auspició a Amadeo de Saboya como rey de España. Pero unos días antes de llegar éste a Madrid para iniciar su reinado, Prim murió asesinado tras un atentado cuya autoría nunca ha podido ser esclarecida cabalmente. No tuvo, pues, vejez y su modelo político, el más democrático hasta entonces, no prevaleció.
4.- Antonio Cánovas del Castillo (1828/1897). Murió asesinado por el anarquista italiano Angiolillo
Su primera responsabilidad política fue la redacción del Manifiesto de Manzanares, que hizo públicas las posiciones de los militares participantes en la llamada «Revolución de 1854 o Vicalvarada»; de los Generales O’Donnell, Serrano y Dulce. Luego fue ocupando puestos políticos de importancia creciente. Preparó e hizo aprobar la Constitución de 1876, estableciendo una monarquía liberal inspirada en las prácticas parlamentarias europeas, y tras gobernar casi sin interrupciones hasta 1881, Cánovas dejó el poder a Sagasta en aquel año, recuperándolo en 1884. Al morir Alfonso XII en 1885 y para consolidar la regencia de María Cristina de Habsburgo, selló con Sagasta el llamado «Pacto de El Pardo». En 1897 fue asesinado en el balneario de Santa Águeda (Guipuzcoa) por Angiolillo, un anarquista italiano. Con 69 años al morir, no conoció la vejez ni el desastre de 1898.
Seguiremos la próxima semana con el resto de asesinados, que no fueron pocos.
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