Abyección absoluta

Los afectados, concentrados ante el local de Ayusal en El Zurguén.

Los beneficiarios de Ayusal, la Asociación de Ayuda de Salamanca, están intentando echar al presidente de la entidad, Rafael Linares, a quien acusan de quedarse con una parte de los alimentos destinados a los pobres.

 

La cesta que reciben mensualmente los beneficiarios se ha mermado y, además, entre lo que les llega hay alimentos caducados, incluida la leche infantil.

El propio Linares, que está a punto de ser desahuciado (recurrió a Stop Desahucios) es beneficiario (así se autodenominan los ciudadanos que reciben la ayuda alimenticia) de Ayusal y hace dos meses accedió a la presidencia.

Ya antes se habían producido los mismos problemas y actitudes que se han agudizado durante el mandato de Linares. Según denuncian los beneficiarios, los anteriores gestores y el actual presidente y algunos de sus voluntarios afines «se quedan con alimentos y reducen los que nos corresponden a nosotros«, denunciaba con amargura este lunes una beneficiaria.

Un millar de familias

Entre 900 y 1.200 familias salmantinas (el número difiere según quién lo diga) viven gracias a la ayuda que reciben a través de Ayusal.

Una vez al mes se les entregan alimentos básicos en el local que esta entidad tiene en El Zurguén (aceite, leche, legumbres, atún en aceite, pasta, alimentos infantiles, productos de higiene,…) y otras empresas, como una conocida confitería, les entregan pasteles cada día.

Desde hace un tiempo y, sobre todo, desde que Linares se hizo con la presidencia, «a nosotros nos dan menos y se lo quedan ellos«. Acusan al propio Linares y a los voluntarios afines. «Ha echado a voluntarios que no quisieron aceptar participar en eso. Les ofrecieron llenarles el coche de comida a cambio de que no denunciaran nada y unos han aceptado y otros no y están fuera. Pero él lo niega todo», explicaba otro beneficiario.

El hartazgo ha llegado a tal extremo que los afectados han hecho vigilancias para recabar pruebas (vídeos y fotografías) en las que aparece Linares o alguno de los que participan en las entregas irregulares de alimentos, y la semana pasada comenzaron a protestar. Ya han solicitado permiso para manifestarse si no se encauza la situación.

El miedo

Este lunes era día de entrega y Linares no apareció «por miedo», según dijo a través de un intermediario. Él no estaba y nadie tenía las llaves para entrar en los locales de Ayusal en El Zurguén y hacer el reparto. Cuando por fin aparecieron, resulta que no sirvieron de nada, porque la dirección de Ayusal ha cambiado las cerraduras y solo era posible acceder mediante permiso judicial.

Para ser beneficiario de Ayusal hay que presentar el informe de servicios sociales que acredita la situación de necesidad, así como los justificantes oportunos que permitan saber que no se está percibiendo otra ayuda similar en otra entidad.

Una vez superado ese trámite el beneficiario recibe un número identificativo que se pone en los vales que puede cambiar por comida los días de reparto.

«Si antes nos daban tres litros de aceite, ahora uno, y así con todo. Lo demás se lo quedan ellos», relataba otra beneficiaria.

Una de ellas, de edad avanzada, contaba su caso. «Mi marido no trabaja y cobramos los 426 euros al mes. Yo me arreglo con un puré y una fruta. Tengo diabetes y la bajo andando. El médico me dice: ¿Ana, por qué no comes segundos? Porque no puedo. Si pagas los recibos no te queda nada de los 426 euros. Llevo años sin comprar carne, pollo o pescado». Y de lo que reciben en Ayusal, la cesta ha ido mermando porque se la birlan por el camino.

GALERÍA DE FOTOS, AQUÍ

3 comentarios en «Abyección absoluta»

  1. Podían las autoridades pasarse un día por la parroquia de San Marcos que desde allí se llevan alimentación a los conventos limítrofes para dárselo a los estudiantes de sus residencias

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  2. Deberían pedir los mismos requisitos en tofos los bancos de alimentos siempre. Se evitaría que desalmados y aprovechados abusaran. Sentido común.

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