«Me rifaron y luego me forzó»

La sala de vistas de la Audiencia Provincial. El acusado, abajo a la derecha.

El fiscal solicitó este martes 12 años de prisión para Moustapha El Farrouj, apodado El Rubio, como presunto autor de un delito de violación cometido en 2014 sobre A.B.R., a quien habría forzado en un cuarto de una nave de la antigua Mercasalamanca.

 

Los hechos ocurrieron en la noche del 15 al 16 de febrero. Según relató la víctima, ella había acudido a un bar de la plaza de Barcelona «porque la encargada del bar me invitó a ir ese día y me pagaría unas cervezas», dijo. Acudió en compañía de Said, otro hombre, también marroquí, a quien había conocido hacía una semana, y «se nos acopló» Moustapha, el ahora procesado, a quien conocía porque era amigo de su pareja.

«Said me comentó que tomáramos algo más en otro sitio y nos fuimos los tres. Me dijeron que iríamos a casa de un amigo, pero antes pasamos por un chino para comprar un litro y luego fuimos a Mercasalamanca«, relató la víctima.

Entonces entraron en una nave sin agua corriente ni luz, dividida en estancias precarias por tabiques, y accedieron a una de las que sí tenía puerta. «Los dos se pusieron a hablar alto y en árabe. Hablaban como si estuvieran rifándome. Imagino que Moustapha ganó la rifa, porque Said se marchó diciendo: ‘Pero no pegues a la chica’. Les dije que me iba y Moustapha me agarró por el pelo y me dijo: ‘Tú te quedas aquí, porque vas a estar conmigo’. Me arrastró a un cuarto más pequeño dándome puñetazos en la cara. Entró otro chico (Rachid) que oyó mis gritos y trató de quitármelo de encima, pero no pudo y Moustaphga me violó. Había un camastro, colchones en el suelo,… Me arrancó la ropa de cintura para abajo y me penetró, pero no sé si fueron varias veces. Al acabar cogí una manta y salí corriendo descalza. Fui a mi casa para vestirme e ir a denunciar. Estando en casa llegó la Policía, no sé quién le avisaría. Volvimos a Mercasalamanca y allí estaba él, dormido», relató A.B.R.

El acusado negó esa versión y dijo que hubo sexo, pero consentido. Que le había ofrecido pagarle diez euros y que ella solicitó 30, motivo por el que habrían discutido.

Discrepancias

Moustapha, conocido como El Rubio, afirmó que antes de esa noche ya había tenido relaciones íntimas con ella «cuatro veces a cambio de dinero». La víctima replicó que sí se conocían, porque era amigo de Said, y que había llegado a comer y a cenar en su casa debido a esa amistad entre ellos, «pero nunca tuve sexo con él, ni voluntariamente ni por dinero«.

Tanto el fiscal como la acusación particular señalaron que A.B.R. «fue forzada», porque ella «se negó en redondo» a mantener relaciones con El Rubio, pero este «venció su resistencia a golpes. Fue un acto forzoso, violento e indeseado por A.B.R., y eso es violación».

La defensa del acusado, por su parte, pidió su absolución. El letrado hizo hincapié en algunas contradicciones e imprecisiones en las que había incurrido la víctima en sus declaraciones, como por ejemplo, que la Policía la encontró en su casa cuando acudió avisada por unos vecinos que habrían oído los gritos cuando ella efectivamente llegó a su domicilio y habló con su hijo menor edad. Sin embargo, la Policía dijo que cuando fueron a su domicilio les abrió el menor y les comentó que su madre se había ido a presentar una denuncia a la comisaría. Salieron a buscarla y la encontraron en el Paseo de la Estación.

El abogado dijo que la víctima tenía «un tema pendiente» con el acusado. Al parecer, una semana antes de que ocurrieran estos hechos, El Rubio había discutido con la expareja de la víctima, porque según parece el procesado tenía un vídeo sexual de A.B.R.

[quote_box_center]EL TESTIGO SORPRENDENTE

Lo más sorprendente del juicio fue la conexión por teleconferencia con Said, el que era nuevo novio de la víctima y amigo del acusado de violarla cuando ocurrieron los hechos y que, según todos los testimonios, estuvo esa noche con ellos hasta justo antes de que se produjera la agresión sexual.

Dijo que «de la noche a la mañana, por la cara» se ha visto con una condena a siete años y dos meses, sin especificar la causa, y que no iba a declarar nada. Que anulaba sus anteriores declaraciones y que no iba a declarar nada, «con todos mis respetos». Ni siquiera cuando el juez le preguntó si le habían amenazado. Tampoco se inmutó cuando le dijo que lo que estaba haciendo era un delito de obstrucción a la justicia.

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