[dropcap type=»1″]E[/dropcap]n las inmediaciones del castillo se encontraba la iglesia de San Juan del Alcázar. Con este sobrenombre se hacía referencia a su situación junto a la fortaleza nueva. También se hacía la distinción con las otras dos iglesias dedicadas a San Juan: la de San Juan Bautista, construida en el territorio de los castellanos, y la de San Juan el Blanco, ubicada en el barrio mozárabe, y que seguramente fue una de las pocas iglesias que funcionó en los largos años de ocupación árabe.
La iglesia de San Juan del Alcázar fue edificada en el territorio de los serranos, en lo alto de la Peña Celestina, y terminó sus días al ser demolida para ampliar el colegio de la Orden Militar de Santiago o del Rey. Fue una pequeña parroquia, con escasos feligreses, que no resistió el empuje de la poderosa orden militar.
En este paraje descrito, entre la iglesia de San Juan del Alcázar, románica del siglo XII, hoy desaparecida, las Tabernas del Vino Blanco, el Castillo y la Judería se encontraba una pequeña plataforma sobre el risco de la Peña Celestina que fue durante muchos años el lugar elegido por los salmantinos deprimidos o desesperados para quitarse la vida. Los 20 metros que separan el alto de la Peña Celestina y la ribera del Tormes era una distancia suficiente para encontrar una muerte segura. En una ciudad llana, con pequeños altozanos, éste era el lugar idóneo para el suicidio.
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