Los salmantinos han ahorrado dinero durante la crisis, y mucho. Al menos eso se desprende de los datos del Banco de España, que reflejan un aumento del 11 por ciento del dinero que los salmantinos tienen en su banco o caja de ahorros.
No importa que los depósitos tengan una rentabilidad muy escasa, y que la de las cuentas a la vista sea nula. Durante la crisis han optado por guardar el poco o mucho dinero que tuvieran, por si la cosa empeoraba o hubiera que seguir ayudando a los hijos.
Si en diciembre de 2007 los salmantinos, bastante menos preocupados por el futuro y por guardar el dinero, tenían 7.884 millones de euros en cuentas a la vista, cuentas de ahorro y en plazos fijos, en diciembre de 2013 esa cantidad era de 8.753 millones de euros, la cantidad más elevada desde el inicio de la crisis, 869 millones más que representan un aumento de los ahorros del 11 por ciento.
Ese incremento se debió, en gran medida, al empujón que dieron a sus reservas los salmantinos en 2013, ejercicio en el que el ahorro confiado a los bancos y cajas (cada vez más a los bancos en detrimento de las cajas, que han desaparecido, prácticamente todas) aumentó en 531 millones de euros, nada más y nada menos.
Parálisis
Ese dinero es el que no se introduce en el circuito de consumo y lo que genera esa sensación de parálisis en los establecimientos comerciales y de hostelería que todos vemos por la calle.
Es de sobra conocido que durante la crisis financiera los bancos se dedicaron a comprar deuda pública bien remunerada, unos con sus fondos propios y otros con los miles de millones del rescate (las entidades que fueron rescatadas). El caso es que con la prima de riesgo tan elevada les salía a cuenta comprar deuda del estado antes que buscar rentabilidad con su negocio de prestar dinero y asumir riesgos.
Así que el cierre del grifo del crédito se ha traducido en que el crédito vivo de las empresas y familias salmantinas era, a fecha de 31 de diciembre de 2013, de 7.551 millones de euros, la cantidad más baja desde que comenzó la crisis.
En picado
En realidad, el saldo vivo se mantuvo con escasas oscilaciones entre 2007 y 2011, año en el que comenzó un descenso brusco de 2.000 millones, que prácticamente es la caída acumulada desde que comenzó la crisis y hasta diciembre de 2013.
En ese periodo, el volumen de crédito concedido a empresas y familias (sin contar las administraciones públicas) ha experimentado un descenso del 21 por ciento. He ahí, la clave principal del estrangulamiento de la economía.