El Real Madrid se ha proclamado en Milán campeón de Europa. Los jugadores blancos levantan en San Siro la undécima copa
Dos equipos españoles se jugaban en Milán ser el mejor equipo de Europa. Ganara quién ganara, el triunfo era para el fútbol español, pero nuestro país estaba dividido entre merengues y colchoneros, no así los locutores de Antena-3 que claramente fueron blancos, no por puros u objetivos.
La primera parte, con el gol de Bale en el minuto 23 fue blanca. Aunque la posesión del balón fuera rojiblanca, pero no supieron desatascar al equipo de Zidane.
La segunda parte, el gol de Carrasco en el minuto 79, igualó el marcador, y los de Simeone parecía que mandaban en el césped.
Con la igualdad en el marcador se llegó a la prologa y con ella a las calambres y a las idas y venidas a la banda a reponer líquidos. Aburrida no, más. Sólo tenía la emoción de ver si uno de los dos equipos tocaba red, pero no fue así.
La tanda de penaltis lograría que los seguidores lloraran, unos de alegría y otros de pena. El Madrid no perdonó y Juanfran, el héroe ante los alemanes en semifinales, estrelló el balón contra el poste y con ese golpe se esfumaban, por segunda vez en dos años, las esperanzas de los atléticos de irle a dar la noche a Nectuno. Y el Real Madrid levantó la undécima.