Este miércoles han llegado a Salamanca 5 refugiados sirios procedentes de un campo de acogida griego. Debido a la falta de sede de Acnur en Salamanca, Cruz Roja se encargará de ayudarles tanto en el ámbito sanitario, como económico o psicológico. La familia residirá en una vivienda y podrán acceder al mercado laboral pasados unos meses, cuando se les conceda el permiso de residencia.
Con anterioridad han llegado otras tres familias de refugiados, pero vinieron procedentes de Melilla. Los que han llegado este lunes lo hacen directamente desde un campo de refugiados de Grecia.
El presidente de Cruz Roja Salamanca, Jesús Juanes, acompañado por la concejala de Igualdad, Cristina Klimowitz, y el coordinador provincial Javier Vicente, han conectado este miércoles por videoconferencia con Ángel García, voluntario en campos de refugiados en Grecia. Según los datos que ha aportado, 185.000 personas han llegado a Grecia, 46.000 de ellas desde el cierre de fronteras, de los cuales el 60% son niños. Las cifras de fallecidos ascienden a 1.300.
Ángel García, delegado internacional, colabora en los campos de refugiados de Ritsona, Skaramagas y la Isla de Chío. Actualmente, 3.000 personas se encuentran allí esperando a ver qué va a ser de su futuro. Su trabajo, como él mismo ha explicado a través de videoconferencia, se encuentra fundamentalmente en tres áreas: salud, psicosocial y promoción.
En el área de salud llevan una clínica de pediatría, maternidad y se encargan de cuidar a las personas que lo necesitan. En apoyo psicosocial trabajan personalmente con los refugiados, escuchando sus dramáticas historias e intentando comprender de dónde vienen para ofrecer apoyo psicológico. Por último, en el área de promoción trabajan para llevar agua en buenas condiciones, en saneamiento, organizando las basuras, sensibilizando a las personas en tareas de higiene y en desinfectación.
“En Siria o pegas tiros y matas gente o te matan a ti”, ha explicado Ángel García, intentando hacer comprender cuál era la situación de estas personas que hoy se encuentran en una situación en la que “nadie sabe lo que va a pasar”. Para conseguir el asilo político deben esperar hasta dentro de un año a tener una cita ante la ONU para una entrevista personal individual. Afortunadamente, desde hace unas semanas la situación está cambiando y están comenzando a viajar a sus destinos.
Texto y foto: Paula Castro Morán