El levantamiento militar iniciado este viernes por un grupo de militares turcos ha quedado neutralizado, según ha afirmado el Gobierno, que tras los primeros instantes de confusión tras el levantamiento pidió a la población que se echara a la calle para detener a los.
Al menos 265 personas han muerto de los que veinte son militares golpistas y otras 1.440 resultaron heridas, según el último balance facilitado por el primer ministro turco.
El Gobierno de Erdogan ha destituido a cinco generales y 29 coroneles relacionados supuestamente con la intentona golpista.
Por su parte, la Junta Superior de Jueces y Fiscales ha destituido a 2.745 jueces.
Un centenar de militares, equipados con tanques e incluso un helicóptero de combate, protagonizaron el alzamiento y provocaron el pánico entre la población antes de que el presidente turco lanzara por teléfono móvil una llamamiento a la rebelión popular para frenar en las calles a los sublevados.
Aunque parece algo rocambolesco, el Gobierno apunta a Fetullah Gülen, un predicador islamista exiliado desde años en Estados Unidos, como instigador de la intentona golpista aprovechando que cuenta con muchos seguidores en la policía y la judicatura turca.






















