«La ‘revolución social’ fue provocada por los golpistas»

Cerro Murciano, frente de Córdoba 5 de septiembre de 1936. Robert Capa www.museoreinasofia.es

 

Ricardo Robledo.
Ricardo Robledo.

Ricardo Robledo Hernández es historiador, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona (1974-1991), de la Universidad de Salamanca (1991-2011) e investigador visitante de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona (desde 2012). 

 

¿La guerra fue inevitable?
Esa idea forma parte del argumentario franquista para justificar el golpe militar. De ser cierta, tendría que haber habido una conflictividad y desórdenes crecientes con la culminación en el mes de julio. Lo que ocurrió fue algo muy distinto a un descontrol de las autoridades. Hoy se acepta en la historiografía no revisionista que el gobierno del Frente Popular pudo pecar de despotismo, sobre todo a partir de abril del 36, para controlar la calle y el orden público a cualquier precio, no siempre con acierto.

¿Qué quiere decir historiografía revisionista?
Si nos referimos a nombres, es la que difunde el historiador norteamericano Stanley Payne que cuenta con admiradores diversos en la Universidad española, sobre todo en Madrid. Su objetivo no es comprender lo que pasó sino justificar el golpe militar para acabar con la ‘revolución social’. Pero ni en Extremadura, donde tuvieron lugar los movimientos de masas campesinas más importantes en pro de la reforma agraria, se llegó a esa situación de desorden, al contrario. En realidad la ‘revolución social’ fue provocada por los golpistas.

Barcelona, agosto 1936. Robert Capa, www.museoreinasofia.es
Barcelona, agosto 1936. Robert Capa, www.museoreinasofia.es

¿A qué se refiere?
Fue la resistencia al golpe militar la que creó esas condiciones cuando se produjo el colapso del aparato estatal. El ejército, la institución más jerárquica, desapareció y fue sustituido por milicias voluntarias sin disciplina. El ‘coco’ de la revolución social en marcha no se sostiene. Sin golpe militar ( y la guerra consiguiente) no habría habido, por ejemplo, colectivizaciones anarquistas en el campo.

Entonces, ¿no fue el desorden público el que propició la intervención militar?
No se puede negar que el periodo del Frente Popular fue conflictivo y violento, pero como dijo Southworth sería difícil alegar que el «clima de anarquía» que Gil Robles veía por todas partes en la primavera de 1936 fuese peor que la guerra civil y los cuarenta años de franquismo. Recordemos que uno de los principios de la Escuela de Salamanca es que la respuesta tiene que ser proporcional al mal que se pretende corregir. Igual que ha ocurrido con la guerra de Irak, la respuesta (aparte de mentirosa) ha causado muchos más males.

Por otra parte, no hay que perder de vista lo esencial. España en 1936 no era un país que iba hacia el precipicio y que debía por tanto ser rescatado. Es que desde el 14 de abril, como ha demostrado el banquero Asiain, empezó la conspiración para poner fin a la República cuando un reducido grupo de ‘personajes significativos’ se reunió en casa del conde de Guadalhorce (Rafael Benjumea, miembro del directorio civil de Primo Rivera y presidente de Renfe durante la dictadura de Franco) para derrocar «por todos los medios» a la nueva República.

¿Cuál de las dos Españas estaba mejor situada para ganar la guerra?
En cuanto a fuerzas militares los sublevados contaron con los mejores efectivos y con los aviones italianos y alemanes. En términos económicos, las regiones más industrializadas, la agricultura de exportación, los recursos mineros, el oro del Banco de España… permanecieron con la República. Pero pronto se vio que las grandes compañías norteamericanas e inglesas y las potencias fascistas desequilibraron la balanza. El Comité de no Intervención en realidad permitió la intervención de Hitler y Mussolini, mucho más decisiva que la ayuda rusa, pagada a precio de oro.

Ciudad Universitaria. Robert Capa. www.museoreinasofia.es
Ciudad Universitaria. Robert Capa. www.museoreinasofia.es

¿Hay forma de saber los muertos que causó la guerra?
Contamos con varias estimaciones de muertes de guerra que oscilan entre 250.000-380.000 personas. Pero estas son cifras que ocultan variables demográficas muy importantes. Por ejemplo, la sobremortalidad infantil y la caída de la fecundidad. A este respecto el número de nacimientos se redujo en 400.000 en los años de guerra a los que hay que añadir 180.000 nacimientos “perdidos” entre 1940-1942.

Pero, además de los muertos, ¿qué otras consecuencias hubo?
La política económica acentuó los males de la guerra con la autarquía. Y en una coyuntura de neutralidad como la de la Segunda Guerra Mundial España no sacó apenas beneficios frente a otros países neutrales. La importación de materias primas (y de la energía) cayó brutalmente y con la productividad del trabajo condicionada a salarios de hambre ocurrió lo mismo. No fue la “pertinaz sequía” la culpable de los males y miserias de la primera posguerra.

¿Habría también beneficiados?
Sin duda. Los que tuvieran acceso al mercado negro y a la especulación. El Ejército fue otros de los beneficiados. De hecho España se convirtió en un Estado de guerra después de la guerra. Si en 1935 los gastos de defensa ascendían al 16 % del total, en 1945 supusieron el 52 %. Cuando Europa occidental ponía las bases del Estado del Bienestar nosotros estábamos con una economía cuartelera. ¿Qué iba a quedar para infraestructuras, sanidad o educación?

Los puntos rojos indican en el mapa, las fosas comunes que hay en Salamanca.
Los puntos rojos indican en el mapa, las fosas comunes que hay en Salamanca.

O sea ¿la guerra fue en términos generales un mal negocio?
Provocó más males de los que había. No hablemos ya de los males de la falta de libertad y de la dura represión o del olvido obligado para quienes fueron las víctimas. Asombra conocer cómo la violencia se apoderó de los pueblos de Salamanca, en la retaguardia. Me explico: la violencia republicana en ciudades asediadas como Madrid y con el temor a las tropas de regulares a las puertas no tiene justificación, por supuesto, pero tiene elementos para su comprensión. Pero en El Rebollar, en Robleda, bien lejos del frente ¿cómo entender la ejecución de más de 20 personas?

¿Eso está documentado?
En los próximos días se va a presentar en Ciudad Rodrigo la investigación de Ángel Iglesias, La represión franquista en el sudoeste de Salamanca (1936-1948), con prólogo de Luis Castro. En dicho libro cada dato está contrastado. De acuerdo con lo que he contestado antes, no es que los habitantes de El Rebollar estuvieran por la revolución soviética. Es que había necesidad de exterminar a quienes se había significado en defensa de la República.

Con la Ley de Memoria Histórica ¿se han reparado los daños principales?
Lo dudo mucho. No hay financiación alguna desde 2012. Me entero hoy (15 de julio) que El Partido Popular ha impedido que la Asamblea de Madrid aprobara una Declaración institucional de condena al golpe de Estado militar del 18 de julio, y de compromiso en la defensa de los derechos humanos. La propuesta de Declaración, realizada por Podemos y apoyada por el PSOE, reconocía «a todas aquellas personas que sufrieron la represión» y «reiteraba el esfuerzo de las instituciones» por «construir una sociedad en la que no vuelva a existir un gobierno que no nazca de la voluntad de la ciudadanía». Sin duda España es diferente. En Alemania o Italia el fascismo fue derrotado en 1945. En nuestro país Franco murió en la cama 30 años después.

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