La Universidad de Salamanca e Iberdrola colaboran en la conservación del cernícalo primilla en Castilla-La Mancha. El catedrático de Zoología, Salvador Peris, e Iberdrola Renovables persiguen mitigar la accidentalidad de esta ave protegida que con la desaparición de su hábitat busca recursos en áreas de parques eólicos del SE de Cuenca.
El cernícalo primilla (Falco naumanni), el más pequeño y ligero ejemplar de los halcones que habitan en la Península Ibérica, es hoy una más de las especies amenazadas que engrosan el libro rojo de fauna protegida en nuestro país.
Ese amparo legal ha impulsado que Salvador Peris, catedrático de Zoología de la Universidad de Salamanca, e Iberdrola trabajen conjuntamente desde hace cuatro años para estabilizar las colonias del ave localizadas en el área comprendida entre Sisante, Vara de Rey y Atalaya del Cañavete al sureste de la provincia de Cuenca. Allí la compañía dispone de cuatro parques eólicos en los que “esta rapaz se ha visto obligada a buscar alimento con el consiguiente peligro que eso le entraña”, explica Peris.
El motivo por el que el cernícalo primilla acude a forrajear a la zona parece claro. Desde los años 90 la destrucción de su hábitat es progresiva e imparable. La trasformación continua del campo español por agricultura intensiva y el abuso de biocidas en los cultivos “ha incidido significativamente en la merma de las colonias de esta ave de dieta fundamentalmente insectívora. Y las parcelas con vegetación natural y libres de agentes químicos donde prolifera el alimento que necesita, están localizadas justo al pie de los aerogeneradores”, añade el catedrático.
La solución
La solución para evitar las incursiones del pequeño halcón en la zona ha resultado ser algo tan asequible y fácil como arar las parcelas en la primera quincena del mes de mayo, “medida que prevemos sea, además, exportable a otras zonas que presenten problemática similar”, añade Peris.
El cernícalo primilla se alimenta fundamentalmente de ortópteros y, entre ellos, los saltamontes son el principal elemento de su dieta por su gran aporte proteínico y la baja carga residual que presentan.
Roturando las parcelas en mayo “hemos conseguido eliminar las puestas de huevos del insecto, que eclosionan justo cuando el ave comienza su búsqueda más intensa de alimento, a partir de junio, preparándose para su migración a tierras africanas hacia el mes de octubre”, subraya el responsable de la investigación. El objetivo de los científicos, no es otro que modificar su rutina de búsqueda de alimento desplazándolo a otras lindes próximas.
Los datos recabados apuntan a que se ha conseguido. Ningún accidente en 2015 ni en lo que va de 2016. A partir de ahora, tan sólo queda esperar a que finalice este período estival para que los expertos puedan confirmar formalmente el éxito logrado, dos meses críticos y representativos de la máxima actividad de esta ave migratoria parcial hasta que levante nuevamente el vuelo.