[dropcap]Q[/dropcap]uedan menos de dos meses para empezar el nuevo curso y los estudiantes que vienen de otras ciudades ya han comenzado a buscar alojamiento.
Algunos han elegido estudiar en Salamanca debido a su fama como ciudad universitaria; otros aprovechan las oportunidades que les ofrece esta ciudad para iniciar un ciclo formativo. Muchos lo hacen por primera vez tras haber sido aceptados en las titulaciones que han solicitado. Otros ya llevan años viviendo en esta ciudad, y esto se nota a la hora de encontrar piso.
Pese a que los estudiantes demandan en mayor proporción pisos, muchos recién llegados prefieren las ventajas que proporciona una residencia o colegio mayor. Quienes las eligen destacan el ambiente, la facilidad para conocer gente y no tener que preocuparse de cocinar. Sin embargo, el precio es un hándicap importante a la hora de elegir esta opción –oscila entre los 300 y los 800 euros al mes, mientras que una habitación en un piso compartido puede costar entre 150 y 200 euros-.
Los universitarios que escogen la opción de compartir piso lo hacen –además de por el ahorro que supone- con el objetivo de ganar independencia y porque, según afirman muchos de ellos, un piso permite hacer una vida más similar a la que hacen en casa al poder disponer de todas las estancias del hogar, algo que encuentran mucho más acogedor.
La mayoría de estudiantes valoran que su piso se encuentre bien ubicado, algo que tratan de conciliar con un precio lo más económico posible. Por esto, las zonas más demandadas son las que se encuentran cerca de sus facultades, pero también del centro, lo que les permite hacer mayor vida social y disponer de todas los servicios que ofrece el corazón de la ciudad.
Esto es a lo que los trabajadores de las inmobiliarias denominan el “semicentro”, que en Salamanca se corresponde con zonas como la Plaza del Oeste, la avenida Villamayor o los alrededores de la estación de autobuses.
Pese a su comodidad y su cercanía a la facultad, los universitarios de Salamanca no se decantan por las zonas de los distintos campus. Esto se debe, principalmente, a la lejanía con respecto al centro de la ciudad, pero también a que la mayoría de estudiantes buscan piso junto a sus amigos –que no necesariamente cursan su misma titulación- y tratan de encontrar una ubicación intermedia, cercana a los distintos campus en los que estudia cada uno de ellos.
En esta búsqueda conjunta la mayoría de estudiantes recurren a las diferentes páginas de anuncios de internet, pero muchas veces se ven obligados a acudir a profesionales de este sector para que les faciliten la tarea o debido a que el único número de contacto que aparece en las webs es el de una inmobiliaria. No obstante, algunos estudiantes continúan recurriendo a los anuncios colgados en los tablones de la facultad o de las calles cercanas a la universidad.
Prioridades para elegir piso
Aún así, cada estudiante es diferente, y no todos dan prioridad a las mismas características para decantarse por la mejor opción. Mientras que las hermanas Isabel y Alicia Mazo –graduadas en Magisterio- priorizan sobre el mobiliario, el estado del inmueble y que este tenga calefacción central, para Cristina Luna –estudiante de Trabajo Social- lo más importante es “sentirse como en casa”, y para ello valora que su piso cuente con un buen escritorio y que sea luminoso, además de que tenga calefacción individual y no sea necesario utilizar bombona de gas para cocinar o tener agua caliente.
Pese a que cada estudiante valora unos elementos, todos ellos coinciden en que el más decisivo es el binomio precio-ubicación.
Y es el primer elemento de este tándem el que la mayoría de universitarios ponen en tela de juicio. Consideran que los propietarios se aprovechan del reconocimiento de Salamanca como ciudad universitaria para subir el precio de muchos pisos que no valen lo que cuestan. “Te encuentras pisos muy viejos o descuidados a precios bastante caros”, reconoce Isabel Mazo. Algo similar piensa Lucía Carrasco –estudiante de Relaciones Laborales y Recursos Humanos-, que cree que “los propietarios suben el precio porque saben que es fácil alquilar el piso ya que hay muchos estudiantes”.
Además, algunos se quejan de la condición del pago de 10 u 11 meses obligatorios pese a saber que la estancia universitaria no supera los 9 meses. Sin embargo, los estudiantes que han vivido en otros lugares como Hernán González –graduado en TAFAD- piensan que la ciudad es “muy asequible” en comparación con otras como Madrid.
Lo que aporta Salamanca
Algunos estudiantes creen que Salamanca es una ciudad cara, pero la mayoría de ellos están convencidos de que todo lo que les aporta vale más que el precio que tienen que pagar por vivir en ella. Destacan su ambiente joven y multicultural –conjugado con la tranquilidad que ofrece una ciudad pequeña-, su oferta de ocio y los servicios que brinda, todo ello rodeado de su particular belleza y encanto.
De hecho, la mayoría afirma que volvería a elegir esta ciudad si tuviera que tomar, de nuevo, la decisión de abandonar su casa para emprender esta nueva etapa de sus vidas.