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¿Dónde nos vamos cuando nos mandan a ‘hacer puñetas’?

Las puñetas son el encaje o puntilla de la bocamanga de las togas de los catedráticos de Universidad y de los letrados de alto rango.

 

[dropcap]E[/dropcap]xpresiones, dichos y frases hechas que se emplean cada día en el lenguaje para expresar malestar, sorpresa, rabia u otras emociones. Emiliano Jiménez analiza estos enunciados y explica el porqué de su significado

 

Besos no hacen hijos, pero tocan a vísperas.

¡El beso! Probablemente sea el acto más primigenio de nuestra existencia, respuesta en el pecho a la entrega de la madre… Como se ha escrito mucho sobre las diferentes variedades de besos, no voy a profundizar en ello… Porque si lo hago, probablemente no tendría páginas para hablar y hablar sobre ello. Sólo recordaré el que se da a nuestro querido enfermo de alzhéimer: su mejor medicina.

Hubo un tiempo en que estaba prohibido que los novios se besasen en público, con multas y detenciones por escándalo si te pillaban.  Estaba mal visto y se solía aplicar el dicho del que os hablo, reconviniendo a la pareja  para que no pasasen de ahí.

Este mundo es un pañuelo

Se suele decir esto cuando, hablando de alguien con una persona, resulta que le conoce. Pero suele tener una respuesta que quizás no sepáis: ¿En qué moco vives?

Por ello es preferible que cuando se dé la circunstancia se diga mejor algo así como: ¡Qué pequeño es el mundo!

Dios da pañuelos…

Frase que se asocia al hecho de que unos tienen abundancia de algo que no necesita, mientras otros lo necesitan pero no lo tienen. La segunda parte de este dicho es: «…a quien no tiene mocos». 

Todo el mundo va a lo suyo menos yo, que voy a lo mío.

Se dice esto cuando alguien presume de determinadas ideas y luego hace lo contrario. Algo así como «Lo de todos es de todos, menos lo mío, que es mío». Continuamente estamos viendo ejemplos de esta forma de pensar en los medios. Y a los que dan esos ejemplos no se les cae la cara de vergüenza

Yo por ti, tú por mí, y la casa sin barrer.

Se aplica cuando alguien tiene que hacer algo pero espera que lo haga otro, y al final no lo hace nadie. Se emplea también tratándose de organismos, por ejemplo, cuando la compañía eléctrica espera el permiso del Ayuntamiento y éste aguarda a que lo instale aquella.

pasa1-medEl que no pasa por la calle de la Pasa, no se casa.

Esta frase se dice para indicar que en todo acontecimiento a celebrar hay que hacer unos trámites previos. Tiene su origen en la calle de la Pasa, en Madrid, donde en el siglo XVIII estaba el Obispado y la Vicaría. Ahí había que hacer los papeleos para poder casarse por la Iglesia. ¡Yo mismo tuve que pasar por allí en el 65! La calle tiene ese nombre porque allí se daba, de caridad, un puñado de pasas a los indigentes, mientras que en la inmediata calle del Panecillo se daba un trozo de pan.

¡Vete a hacer puñetas!

Las puñetas son el encaje o puntilla de la bocamanga de las togas de los catedráticos de Universidad y de los letrados de alto rango. En el siglo XVI y XVII eran signo de poder o de lujo en el vestir, tanto femenino como masculino. El origen de la frase está en la dificultad de hacerlas, de lo que se encargaban conventos aislados o mujeres en la cárcel. Hoy se dice cuando alguien, enfadado, quiere librarse de una persona con la que discute, enviándola lejos, muy lejos… ¡ A la…!

Pero –¡cuidado!– no se lo digas nunca a un portugués. Para nuestros hermanos ibéricos esto es algo muy feo, muy feo…

De la ceca a La Meca.

Se dice esto cuando se trata o se hace algo alocadamente, sin saber su fin ni cómo llegar a él. La ceca era el sitio donde se hacía la moneda y La Meca es el centro de peregrinación mahometana por excelencia. ¿Qué tiene que ver lo uno con lo otro? Nada, salvo la identidad de las tres últimas letras. Por otra parte no hay ninguna población española que se llame Ceca.

Los cristianos mozárabes llamaban Ceca a la Mezquita de Córdoba, lugar que también era de peregrinación hispanomusulmana. En su origen la frase aludía, pues, a la gran distancia que había entre estos dos lugares religiosos, algo así como si dijésemos «ir de Santiago a Jerusalén, o a Roma». Viajes largos que difícilmente podían hacerse en la Edad Media.

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