Quizá no sea una de las facetas más conocidas del cuerpo municipal de bomberos. Cuando alguien piensa en el trabajo que realiza un bombero, se le vienen a la mente imágenes de incendios o desastres naturales, pero una de las labores que más salidas les ha obligado a hacer este año ha sido la recogida de enjambres de abejas en diferentes puntos de la ciudad.
Durante la primavera, las colmenas que llegan a su máxima ocupación se parten. La reina sale de la colmena rota acompañada de su corte, mientras que una nueva reina se hace con el mando del lugar. La antigua reina y sus acompañantes migran en busca de otro lugar donde asentarse y formar una nueva colmena. Los sitios que pueden llegar a considerar idóneos para su nuevo hogar pueden ser tan variopintos como la pared de una vivienda, una farola o un banco del parque.
Cómo las atrapan
El trabajo del cuerpo de bomberos de Salamanca es salir a recoger estas colmenas. Para esta misión, los bomberos deben llevar consigo una colmena con el fin de ofrecerles a las abejas una nueva casa más segura a la que pasarse. Después, deben llamar a un apicultor para que sea él quien se encargue del bienestar de los insectos.
La razón por la cual se deben recoger estas colmenas es que la abeja es un insecto protegido, ya que realiza una importante labor de polinización y elaboración de miel. Es necesario rescatarlas de los posibles peligros que puedan correr en un ambiente urbano. Además, pueden suponer un peligro para las personas.
Las abejas en sí mismas no tienen voluntad de atacar a los humanos, sin embargo, sí lo hacen cuando consideran que están siendo atacadas, algo que, en la mayoría de los casos, no es provocado a propósito por las personas.
Al alza
Este año ha habido un aumento de recogidas de colmenas, según ha certificado el cuerpo de bomberos municipal. Se han llegado a rescatar entre 18 y 20 en lo que va de año. Tal y como ha contado uno de los bomberos, uno de los lugares donde las abejas decidieron establecer su nueva morada fue en una arqueta y la colmena estaba ya tan avanzada que habían comenzado a producir miel. Este rescate de abejas fue uno de los más complicados y pegajosos.
Al margen de sus labores más conocidas que se basan en la protección de las personas, sobre todo en lo que respecta a los incendios, los bomberos también dedican su tiempo a ayudar a pequeños animales como las abejas. Donde algunos ven una acción inútil o que solo está dedicada a evitar esas dolorosas picaduras cuyo remedio es untarse barro, lo cierto es que esta tarea es algo fundamental en la conservación del medio ambiente. Las abejas son una parte vital del funcionamiento orgánico de la naturaleza y, por ello, los bomberos deben velar por que puedan seguir realizando su labor.
Texto: Paula Castro Morán
