A medida que el universo envejece, su horizonte crece, se amplía. Cada año que pasa, el universo ha crecido un año luz y continúa con su cada vez más rápida expansión: su horizonte (cósmico) se agranda.
Para José María Yturralde, a las estructuras compositivas subyacentes y todas sus geometrías en el arte occidental de los últimos seiscientos años, incluido el cubismo, habría que añadir las nociones que nos aportan los últimos descubrimientos de la ciencia, así como las más antiguas intuiciones, como nos enseña ?El Tao de la Física? de Frithof Capra.
No se trata solamente de la visión de infinitud de algunos de los siempre tensos paisajes de Friedrich, o las a veces atormentadas lejanías de Turner. Tampoco llega el intento de Barnett Newman por liberarse del peso de la belleza y de lo absoluto en su ?The sublime is now? (diciembre del 48).
Encontramos las actuales lejanías, no solamente metafóricas, a 13.800 años luz de distancia en los confines de lo por ahora observable. Y hay otras variables en el problemático horizonte cósmico definido por la distancia que la luz ha recorrido desde la génesis del universo hasta nosotros, hasta hoy.
Estas inquietudes, semejantes consideraciones y la subsiguiente fascinación generan parte de las metáforas estructurales con las que José María Yturralde expresa pictóricamente lo emocional de tan sublime espectáculo y se podrá ver a partir del 10 de septiembre en la galería de arte Adora Calvo.