Agarrarse a un clavo ardiendo o manos frías corazón caliente son expresiones que se utilizan en nuestro día a día. Emiliano Jiménez nos desvela en sus ‘Dimes y Diretes’ el porqué de las mismas.
Agarrarse a un clavo ardiendo
Se aplica este dicho cuando para salir de una situación muy difícil se hace algo que en circunstancias normales no se haría.
Su origen es antiquísimo. Cuando alguien no tenía testigos para demostrar su inocencia sobre algún acontecimiento o delito se recurría a una ordalía, el «juicio de Dios», que consistía en salir indemne de esta prueba, consistente en agarrar un barra de hierro al rojo vivo, sumergir la mano en agua hirviendo u otra atrocidad parecida. Si se resistía el tormento quedaba libre de culpa. Es de suponer que muy pocos se librarían del cruento castigo consiguiente al no poder aguantarlo.
Aunque la frase «poner la mano en el fuego» parece similar, no lo es, ni mucho menos. Significa que alguien defiende a otra persona o a un hecho, por encima de todo. Y tampoco su origen es el mismo. Estaba Roma cercada por los etruscos. Un joven romano se presentó en el campamento enemigo para decir a su rey que se fuesen, que Roma no se rendiría nunca. Ante la burla de la corte, aquel valiente dijo algo así como «¡Mira lo que somos capaces de resistir los romanos!» y metió la mano en el brasero encendido, soportando estoicamente el dolor, sin un grito. Admirados ante tanto valor, los etruscos levantaron el cerco. Estoy hablando de memoria y puede que alguien recuerde el nombre de aquel famoso héroe, orgullo de aquella raza que dominó el mundo antiguo.
Niño refranero, niño puñetero
Cuando se dice esto, lo mismo puede tomarse como algo negativo o positivo. Todo depende de cómo se interprete lo de «puñetero». Ya lo dije hace dos semanas. Puede mandarse a una persona «a hacerlas», lo que suele decirse generalmente con ánimo de ofender o para que se vaya y nos deje en paz. Pero también puede aludir a que el «niño refranero» lleve puestas las puñetas, lo que sería signo de distinción puesto que personajes importantes las llevan en las mangas de su toga. Ayer mismo vi a una querida amiga que lucía algo así como una pulsera de encaje. La informé de que parecía que llevaba puñetas, sin saberlo. ¿Se las habrá puesto hoy?
Tres semanas de mesón, seis años de Salamanca son
Alude a lo que en aquellos tiempos famosos se aprendía de germanía, de picaresca, en los caminos y mesones. Hoy su equivalente podría ser la calle o algunos establecimientos hosteleros, donde te «espabilan» rápidamente.
Manos frías, corazón caliente
Parece indicar que las manos son un termómetro emocional. Puede que en su origen fuese algo relacionado con una repulsión cuando alguien las tiene calientes al estrechar las nuestras.
También puede querer decir que en el amor lo importante es el corazón, que debería ser apasionado. O que personas aparentemente frías en su carácter, pueden ser en realidad muy distintas en las cosas del querer.
En realidad se trata de un proceso fisiológico normal. Cuando hace frío, lo primero que se enfría son las manos y los pies. Entonces, por un fenómeno de vasoconstricción el corazón bombea menos sangre a estas partes del cuerpo y, con ello, se mantiene caliente
Paja no sé si comerá, pero cebada, seguro
Se dice esto de alguien que es muy zafio, muy torpe, motejándole de burro. ¡Con perdón!
Poner el dedo en la llaga
Alude al acierto en lo que se dice o expone, o que nos preocupa.
Su origen está en el testimonio de Santo Tomás Apóstol, que incrédulo de la Resurrección, dijo que tendría que introducirlo en las heridas del costado y de los clavos para convencerse.
Madrid es Madrid y lo demás son provincias
Viene a decir que lo que es de Madrid es superior a lo demás de España, en una frase en tono «castizo», que pretendía ser ofensiva para los no madrileños cuando estos se pasaban de chauvinistas. A veces se empleaba para todo lo contrario: eran los foráneos los que la usaban como burla hacia los de la Villa y Corte, por las cosas malas que allí había. En dos ocasiones la oí y no pude por menos que soltar la carcajada.
La frase alude a los buzones que había en los edificios de Correos de las capitales de provincia hace muchos, muchos años. Solían ser dos que representaban la cabeza de un león, con la boca abierta, por donde se introducían las cartas. Y debajo había sendos carteles en los que se leía «Madrid» o «Provincias». Yo vi una de estas reliquias en Ciudad Real en 1990. Hoy en muchos lugares han recuperado los antiguos leones, como adorno en las paredes e incluso se usan, pero no se conservan los viejos carteles, sustituidos por otros menos centralistas.
Asturias es España. Lo demás es tierra conquistada
Alusión de los asturianos a su historia. Recuerda el origen de la Reconquista en Covadonga, donde se detuvo el avance de los árabes.
¡Ay, la hermosa y olvidada Historia de España!