Guijuelo inició este domingo sus fiestas patronales en medio de un enorme jolgorio.
Nada extraño tratándose de la villa chacinera y del enerote prestigio de sus fiestas, por el elevado caché de sus orquestas y el buen ambiente que se vive en las calles del municipio.
El alcalde, Julián Ramos, tuvo que botar por aclamación popular sobe el escenario de la Plaza Mayor antes de dar el chupinazo inicial. Otros no tendrían tan buena acogida entre sus vecinos.
Una multitud enardecida por el calor, el calimocho y la excitación festiva que quería fiesta de la buena, sabiendo lo que se les viene encima.
Tras el tradicional chupinazo llegó la proclamación de la reina y su corte de honor para tomarse un respiro antes de asistir a la sesión de la orquesta La Huella, una de la oligarquía de la noche estival.
Este lunes es el día de la Virgen y llegan los actos religiosos. Por la tarde, teatro, el musical ‘Las cosas del querer’ y por la noche, sesión de la orquesta orensana Ledicia, otra que tal baila.